El discurso presidencial, grandilocuente en logros macroeconómicos, evitó tocar el tema de la salud, pues es evidente su retroceso. La población percibe con mucha claridad el divorcio entre el discurso oficial y las necesidades en salud. La promesa fácil, como por ejemplo, la píldora del día siguiente, con escándalo mediático incluido, para luego constatar que las postas y hospitales públicos están desabastecidos de anticonceptivos, no sólo de la famosa píldora del día siguiente, sino también de la clásica píldora, del condón y la inyección.
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