ENAM y suficiencia profesional en medicina


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Sobre el reciente Examen nacional de Medicina

La Asociación Peruana de Facultades de Medicina (Aspefam)  realizó el 3 de diciembre del 2023 el Examen Nacional de Medicina (ENAM), con la finalidad de evaluar la “suficiencia de los conocimientos alcanzados por los estudiantes de medicina próximos a graduarse (internos) y los médicos titulados en el Perú y en el extranjero,  en ciencias básicas, ciencias clínicas y en salud pública”. Según Aspefam, este examen es útil porque proporciona información objetiva sobre el desempeño de los participantes, orienta el proceso de desarrollo curricular, permite una revisión crítica del perfil de formación y una cultura de evaluación del desempeño en las instituciones formadoras; asimismo, establece un marco referencial para la evaluación válida y objetiva de los conocimientos médicos. En ese sentido, el ENAM genera información “objetiva, válida y confiable sobre el desempeño de los estudiantes de medicina en una prueba estandarizada de conocimientos básicos en medicina”. Por tanto, también contribuye con el proceso de desarrollo y mejora de la educación médica de las universidades.

La utilidad que resalta Aspefan debe ser evaluada en el contexto del desarrollo e innovación de la ciencia y de la tecnología, así como, de las acuciantes necesidades de la población, sin soslayar sus peculiaridades, ni sus usos y costumbres, a fin de formar al médico que el país necesita.  Eso sí, la validación de los instrumentos y sistemas de evaluación que se adopten en la aplicación del ENAM deben garantizar aquello que se desea medir y lo que se desea reforzar o desarrollar para lograr una formación médica idónea acorde a las necesidades de la gente. 

Por ejemplo, en el ENAM de diciembre del 2023 se han tomado en cuenta tres aspectos o características. El primero, está en relación con los criterios de construcción de la prueba. Por un lado, se han evaluado los conocimientos “necesarios para atención médica, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de las patologías o enfermedades de baja o mediana complejidad”. Es decir, aprender a resolver y realizar el seguimiento. Por otro lado, a la atención médica, diagnóstico, tratamiento y referencia de las patologías o enfermedades de mediana y alta complejidad. Es decir, transferir al usuario o paciente en el momento oportuno y al lugar adecuado para resolver sus necesidades de salud. Las competencias en el manejo de estos dos criterios son indispensables para el nuevo modelo organizacional basado en Redes Integradas de Salud. 

El segundo aspecto está en relación con el tipo de preguntas de la prueba. Por un lado, las preguntas son de tipo “caso clínico” y están enfocadas en un área del conocimiento específico (sea clínico o quirúrgico). Por otro lado, las preguntas “tipo problema” referidas a áreas transversales, como salud pública, ciencias básicas, ética, investigación, etc.  El tercer aspecto, está referido al “índice de dificultad». Según Aspefan, este índice es el resultado del número de preguntas correctas sobre el número de personas que responden y la escala en que expresan los resultados es de 0 a 1. En consecuencia, de 0.0 a 0.33 corresponde a “difícil”. De 0.34 a 0.65 corresponde a mediana dificultad y de 0.66 a 1.00, implica una valoración de “fácil”. 

En el ENAM del 3 de diciembre del 2023 se realizaron 180 preguntas. De estas, 38 fueron del tipo “caso clínico” y 142 del “tipo problema”. Asimismo, 76 (42%) correspondieron al criterio “conocimientos para atención médica, diagnóstico, tratamiento y seguimiento para patologías de baja o mediana complejidad” y 104 (58%) preguntas han sido del tipo que requiere  “conocimientos para atención médica, diagnóstico, tratamiento y referencia para patologías de mediana o alta complejidad”. Por último, los resultados según el índice de dificultad, en general, la prueba ha sido catalogada como de dificultad mediana.

Sin embargo, hay que tomar en cuenta que las 10 áreas evaluadas tienen distinta ponderación.  Por ejemplo, medicina tuvo 40 preguntas,  que fueron catalogadas como medianas, mientras que ética tuvo sólo 2 preguntas que fueron catalogadas como de “dificultad fácil”. Las otras ocho áreas fueron: las preguntas de mediana dificultad agrupadas en las del área de cirugía general con 30; pediatría con 34;  Salud Pública con 14; ciencias básicas con 10 preguntas. Las preguntas de las cuatro áreas restantes que fueron catalogadas con índice de dificultad “fácil”: gineco-obstetricia con 30 preguntas; emergencias y cuidados críticos con 16; gestión con 2 e investigación con 2 preguntas.

Como se puede apreciar, las características de la prueba, es el lugar para “consensuar” los perfiles y las mallas curriculares que el estudiante debe seguir en función de las necesidades del país. Además, es el espacio en el que se debería precisar el contenido de una evaluación teórica y práctica o si ya se podría avanzar hacia un examen tipo ECOE (Examen Clínico Objetivo Estructurado) para garantizar la calidad del resultado de la formación médica y las adecuadas e idóneas competencias profesionales. 

Un proceso de evaluación de suficiencia profesional en medicina para que sea riguroso, eficaz y de calidad, requiere tiempo, estímulos, voluntad política y motivación de parte de los actores involucrados en la formación médica. En el Perú, aún no se han alineado estos cuatro requisitos. Todo se quiere rápido, los estímulos son regresivos porque existe la tendencia a “aplanar” o rebajar o hasta eliminar el principio de retribuir más a los profesionales que tienen mayores competencias y capacidades adquiridas en el proceso de formación universitaria. Las políticas públicas son de muy corto plazo y cambiantes. Quizá, es la motivación de los estudiantes y la de los catedráticos, la mayor palanca de cambio y transformación para la formación médica en el Perú. 

Como ejemplo está lo ocurrido los últimos 20 años con el ENAM. Fue instituido por la Asociación de Facultades de Medicina desde el año 2003 aunque su desarrollo normativo ha sido progresivo, primero, el 2006, mediante la Resolución Ministerial 620-2006/Minsa con la que se estableció la “realización anual del ENAM en las sedes de las facultades de medicina”, luego el 2017, con la Ley 30453 y su reglamento, así como, con la Resolución Ministerial 785-2016/Minsa que modificó el Reglamento de la Ley 23330 (Ley de Serums).

Es así como el Examen Nacional de Medicina (ENAM), según la Ley 30453, se convirtió en requisito y otorga puntaje para postular a una plaza para especialización médica en el Sistema Nacional de Residentado Médico. Además, se constituyó en el 70% de la calificación necesaria para la distribución de las plazas del Servicio Urbano Marginal y Rural de Salud (Serums). Como se puede apreciar, son normas aisladas e inconexas. Se requiere una legislación integral. Hay escasez de médicos, por tanto, es necesario atraer vocaciones ¡Cuidado con la diatriba contra la formación médica!

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