Es necesario fortalecer el Sistema Nacional de Salud
El 7 de febrero del 2021 los peruanos vieron, con esperanza, la llegada del primer lote de 300 mil dosis de vacunas contra el Covid-19. Los medios de comunicación han presentado –con gran algarabía– el vuelo en tiempo real del avión, el desaduanaje y el posterior almacenamiento de las vacunas, con fuerte resguardo policial. Sin duda es una buena noticia; pero la exageración de las bondades de los efectos del proceso de vacunación pasa por alto algunos aspectos esenciales para la conducción de la lucha contra la pandemia. En ese sentido, los funcionarios del gobierno están en la obligación de realizar una adecuada comunicación de los beneficios de la vacunación, sin obviar el lugar que le corresponde en la estrategia global de lucha contra la pandemia. Por ejemplo, los coronavirus diferentes al Sars-Cov-2 (Covid-19), luego de producir cuadros infecciosos no generan inmunidad permanente. Además, se señala que la inmunidad dura entre 6 y 12 meses, luego incluso presentan reinfecciones. Como sabemos, el Covid-19 es también un coronavirus; por tanto, no se puede descartar esa posibilidad. Sin embargo, hasta la fecha el número de reinfecciones reportado es pequeño, y aún no parece ser un problema de salud pública. Pero no se puede negar esa posibilidad en el futuro.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado las pautas para la detección y seguimiento de las posibles reinfecciones a nivel mundial. Hay que tomar en cuenta que la definición de reinfección es compleja, porque requiere acreditar dos períodos con síntomas de enfermedad por Covid-19, con un intervalo de 90 días entre ambos períodos, pero también, con la detección molecular del virus, con aumento de los anticuerpos y con dos detecciones de su secuenciación genética, que demuestren pequeñas diferencias entra la primera y la segunda infección. Es decir, se requiere pruebas que en nuestro país han sido escasas, sobre todo durante la llamada “primera ola”.
El problema de la reinfección implica responder, en primer lugar, si la protección de la primera infección es permanente o no. La existencia de casos reportados, aunque sean pocos, demuestra que sí es posible la reinfección y que la protección de la primera infección no es permanente. En ese contexto, la línea de investigación es comprender bajo qué condiciones o factores se predispone la aparición de las reinfecciones. En segundo lugar, que la reinfección implique una segunda infección, pero más leve que la primera y, por tanto, que disminuya su importancia como problema de salud pública. En tercer lugar, que la reinfección sea aún más grave que la primera infección y, en consecuencia, se convierta en un serio riesgo para la salud y para la eficacia de la lucha contra la pandemia.
Estas interrogantes, que aún esperan respuesta, condicionan de alguna manera el proceso de vacunación. Por ejemplo, falta aún conocer la protección que brinda la vacuna, no solo a lo largo del tiempo sino también frente a las reinfecciones en pacientes susceptibles. Además falta saber si es necesario vacunar cada cierto período; y si fuera así, cuál sería el tiempo óptimo. También si se debe vacunar a los que ya han hecho la enfermedad, y con cuantas dosis. Por si eso fuera poco, la aparición de las “variantes” ha preocupado a la comunidad científica en relación con la eficacia de las vacunas ya creadas. Según informes científicos, hasta la fecha las vacunas son eficaces contra las nuevas variantes reportadas. Pero la preocupación existe.
La llegada del primer lote de vacunas y el inicio de la primera fase del Plan Nacional de Vacunación es un avance; sin embargo, no se debe bajar la guardia con las otras medidas sanitarias porque hay aspectos de la naturaleza del virus que todavía no se conocen. La pandemia es un problema de salud global que no solo cobra vidas humanas, sino también produce la caída brusca de los indicadores económicos. La prolongación en el tiempo de la pandemia acarrea mayor número de muertos y también mayores pérdidas económicas. Los gobiernos han entendido que es necesario invertir en salud, sin escatimar montos, para reducir el tiempo de duración de la pandemia, para retomar la senda del crecimiento económico en el más breve plazo. La vacunación masiva es vista con esperanza para retomar la senda del crecimiento económico.
En estas circunstancias, la inversión en el sector Salud, en el fortalecimiento del Sistema Nacional de Salud, es la estrategia más efectiva. El objetivo central es acortar el período de duración de la pandemia. Esa obviedad no ha sido comprendida por el gobierno anterior ni por el actual. Al contrario, han gastado una enorme cantidad de dinero en reactivar la economía sin hacer lo propio, en modo previo, con la salud. Han gastado en las consecuencias sin abordar las causas. Basta mirar el ejemplo de los países del hemisferio norte, con las millonarias inversiones no solo en innovación para nuevas vacunas y medicamentos eficaces, sino también en equipos, insumos y recursos humanos. Nadie desea quedar rezagado ni perder liderazgo.
En ese contexto, es necesario fortalecer el Primer Nivel de Atención de Salud con enfoque comunitario, con la conformación de las Redes Integradas de Salud y con un agresivo proceso de inversiones. ¡Las pandemias se vencen en la comunidad!