Presupuesto 2022 y el Seguro Integral de Salud


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Es necesario abandonar el modelo comprador y mercantilista

El Presupuesto General de la República (PGR) para el año 2022 asciende a 197 mil millones, y representa un incremento de 7.6% frente al PGR del 2021. Asimismo, el presupuesto de inicio del 2022 para la Función Salud es de 22,207 millones de soles que representa sólo el 3.096% del PBI. El incremento frente al presupuesto de inicio 2021 es de 5.8%, que equivale a 1,216 millones de soles. Para comprender el incremento en su real contexto, hay que tomar en cuenta que el Banco Central de Reserva (BCRP) en su Resumen Informativo Semanal del 2 de septiembre del 2021, ha señalado que hasta agosto del 2021 la inflación interanual ha sido de 4,95%. Es decir, si descontamos el porcentaje del proceso inflacionario, entonces, el incremento real sería solo del 0.85%. 

Además, el presupuesto de inicio del 2021 ascendió a 20,900 millones de soles. Sin embargo, debido a la emergencia sanitaria se ha desembolsado dinero adicional, que hasta la fecha asciende a 27,500 millones de soles. Es decir, si se compara el dinero asignado hasta agosto del 2021 frente al presupuesto de inicio del 2022, existe una diferencia de 5,293 millones de soles.  Así mismo, el presidente del Consejo de Ministros ha señalado que transferirá 2,800 millones de soles al presupuesto de la Función Salud. Es decir, que la ejecución del presupuesto 2021 alcanzaría la cifra de 30,300 millones de soles. Esa cifra, por lo menos, debería ser replicada para el año 2022 para no restarle capacidad operativa a la respuesta sanitaria. 

En el presupuesto del 2022 como parte de la Función Salud, con la finalidad de mejorar el Acceso al Cuidado y Atención Integral en Salud, se ha asignado 500 millones de soles para la política del Aseguramiento Universal de Salud, y continuar con la implementación de los Decretos de Urgencia 046-2021 y 078-2021 para “financiar la cobertura del Plan Esencial de Aseguramiento en Salud y el Plan Complementario de los afiliados y a toda persona de nacionalidad peruana residente en el territorio nacional que no cuente con ningún seguro de salud, independiente de su clasificación socioeconómica”. También para continuar con el registro de afiliados al Aseguramiento Universal de Salud, y continuar con la afiliación de la población de comunidades nativas amazónicas y altoandinas sin identificación en colaboración con el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec). 

La crítica mayor a esta asignación presupuestal radica en que se gasta una enorme cantidad de dinero en procesos administrativos, cuando lo eficiente sería que las poblaciones nativas, originarias, altoandinas y las personas que no poseen ningún tipo de seguro, sean atendidas con la simple presentación del documento de identidad (DNI) y si no lo tuviera, con el de algún representante familiar. Además, es un gasto que no tiene como contrapartida la creación de mayor oferta de servicios. Además, es contraproducente, que no se haya asignado fondos, en el marco de la Función Salud, para la Política de Creación de Redes Integradas de Salud, cuyo impacto es directo en el fortalecimiento del Primer Nivel de Atención de Salud con enfoque comunitario, y por tanto, en el incremento de la oferta de cuidados y servicios de salud en los 8,500 establecimientos de salud públicos.  

El presupuesto para el Sector Salud es de 11,251 millones de soles desglosado de la Función Salud, que a su vez se distribuye en el Minsa (8,385 millones), INS (131 millones), Susalud (55 millones), SIS (2,397 millones) e INEN (284 millones). El monto asignado al Seguro Integral de Salud (SIS) es precario, si se toma en cuenta, que debe financiar al Fondo Intangible Solidario de Salud (FISSAL), es decir, al mecanismo que sirve para financiar a las enfermedades de alto costo, huérfanas y raras, y, a las secuelas atribuidas a la pos vacuna. En las enfermedades de alto costo, sólo cubre 7 tipos de cáncer (cuello uterino, mama, colón, estómago, próstata, leucemias y linfomas), a la insuficiencia renal (hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante renal) y a las enfermedades raras o huérfanas (ERH), según la ley 29698 y la RM 230-2020-Minsa, así como, a los procedimientos de alto costo, como el trasplante de médula ósea, trasplante renal y el trasplante hepático pediátrico en menores de 2 años. (ver presupuesto 2022, en anexo 5 a partir de la página 312). Esta descripción detallada del tipo de enfermedades cubiertas, evidencia, a aquellas que no están incluidas, pero que, también afectan a la población. Esta exclusión es injusta e inadmisible y representa una clara violación de los derechos humanos. 

El presupuesto del SIS está desglosado, según categorías programáticas, en: Programas presupuestales (527.4 millones), acciones centrales (98.7 millones), asignaciones presupuestales que no resultan en productos (1,770.3 millones). En ese sentido, El SIS mantiene en modo regresivo, altos niveles de ejecución o gasto sobre la base de “las asignaciones presupuestales que no resultan en productos”, y una baja ejecución en programas presupuestales, que como se sabe, es la  categoría de gasto que ofrece impactos tangibles en la población objetivo, porque se basa en el “presupuesto por resultados”. Esta anomalía en la discrecionalidad del gasto debe corregirse. Es necesario abandonar el modelo comprador y mercantilista del SIS, “de alivio a la pobreza”, sin resultados tangibles, para convertirlo, tal como señala el consenso del Foro del Acuerdo Nacional, en una verdadera Institución de Seguridad Social en Salud. ¡Más eficacia y menos dispendio!

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