Otro escándalo en el proceso de vacunación


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Trabajadores del sector salud deben recibir la mejor vacuna

El 27 de junio de 2021, el expresidente Martín Vizcarra, publicó en sus redes sociales: “Hoy, de acuerdo con el cronograma, recibí la vacuna contra el Covid-19. Gracias a la municipalidad de San Isidro y a EsSalud por llevar una vacunación ordenada y eficiente”. El mensaje causó inmediato revuelo e indignación, debido a que el propio expresidente había reconocido que el 2 de octubre del 2020 se había protegido con la segunda dosis de la vacuna SinoPharm. Además, ese reconocimiento había dado lugar al escándalo político y mediático denominado “Vacunagate”, que incluso ha merecido que sea inhabilitado para el ejercicio de la función pública durante diez años por el Congreso de la República. Por otro lado, la prensa señaló que 48 personas involucradas en el caso Vacunagate también han vuelto a ser vacunadas, incluso antes que el expresidente. 

Al día siguiente el ministro de Salud, Oscar Ugarte, informó que “el expresidente Martín Vizcarra y otros involucrados en el caso Vacunagate ya han sido excluidos del padrón de vacunación contra el Covid-19”. En lugar de despejar las dudas y las controversias, agravó la indignación, porque de inmediato fue asociado con el hecho de que el actual ministro de Salud, médico de profesión, había sido protegido el 9 de mayo del 2021 con la vacuna Pfizer, mientras que los médicos, los profesionales y los trabajadores de salud, por disposición del gobierno, han sido protegidos con la vacuna SinoPharm. Por si fuera poco, el lunes 21 de junio del 2021 falleció por Covid-19, en el Hospital Regional de Lambayeque, el médico César Vela Saavedra, pese a haber recibido las dos dosis de la vacuna SinoPharm. Algo que, como es obvio, requiere una profunda investigación para encontrar explicaciones con relación a la eficacia de la vacuna. Por otro lado, el Colegio Médico del Perú, en comunicado público del 28 de junio, ha exigido que el Ministerio de Salud (Minsa) aplique “una dosis de refuerzo (Booster con vacuna RNAm) a todos los médicos del Perú, post vacunados con vector viral o virus inactivado con el objetivo de incrementar la eficacia y disminuir el riesgo de enfermar gravemente”. Es decir, una dosis adicional con, por ejemplo, la vacuna Pfizer.

En ese contexto se suman los estudios de vigilancia genómica realizados por el Instituto Nacional de Salud (INS), dados a conocer el 25 de junio del 2021, mediante el “secuenciamiento genómico” de 1,714 muestras de pacientes contagiados desde enero hasta la primera semana de junio del 2021, que muestran la predominancia de la variante Lambda, conocida como variante andina, en 71.6% de los casos, y con un 14.1% de la variante Gamma (Brasileña) y en menor grado, del orden del 0.9% de la variante Alpha (Británica) y del 0.1% de la variante Delta (India). Este hallazgo expresa, en primer lugar, el contexto de la segunda ola; en segundo lugar, que la variante Lambda (andina) predominante en el Perú, porta una serie de mutaciones que, tal como señala la Organización Mundial de la Salud (OMS), podrían implicar “un posible aumento de la transmisibilidad o resistencia a los anticuerpos neutralizantes». Y en tercer lugar, que el gobierno está en la obligación de hacer suya la preocupación de la OMS, por las variantes Alpha (Británica), Delta (India) y Gamma (Brasileña), que ya se encuentran en el país porque, por lo general, “presentan un aumento de la transmisibilidad y de su virulencia, y como consecuencia, disminuyen la eficacia de las medidas sociales, de las vacunas y de otros tratamientos disponibles”. 

Indignación y escándalo producen la fotografía que muestra al expresidente Martín Vizcarra en pleno proceso de inoculación de la “tercera” dosis de la vacuna, así como la frase escogida por él para sus redes sociales, debido a que se inscriben en el marco del hallazgo de cuatro variantes del covid-19 que avizora una tercera ola muy dramática. Y también por la persistencia de la precariedad de la respuesta sanitaria frente a la pandemia, que se expresa, por ejemplo, en escasez de vacunas, de oxígeno medicinal, de camas de cuidados intensivos, de ventiladores mecánicos, entre otros. Además, el expresidente, ha tomado la delantera, con la dosis de refuerzo que exige la profesión médica, como protección adicional, ante el riesgo que implica entrar en contacto directo con las diversas variantes del Covid-19. El propio gobierno debe asumir su responsabilidad incluso en el nivel político, y el Congreso de la República debe fiscalizar y sancionar.

Es increíble que el ministro de Salud exija al Colegio Médico del Perú que presente “evidencias científicas” de las ventajas de una dosis adicional ARNm de refuerzo para los médicos, profesionales y trabajadores de la salud; pero se “olvida” que él mismo se ha protegido con la vacuna ARNm, que no le correspondía, ya que es médico. Además, que exija evidencias que el Minsa ha provisto en reiteradas oportunidades; por ejemplo, que las vacunas ARNm, como la Pfizer, tienen un mayor nivel de eficacia que las vacunas a virus inactivado, como la SinoPharm. Es obvio que aquellas personas que trabajan en contacto directo con el virus deben recibir la vacuna que brinde una mayor eficacia; sin embargo, el Minsa ha decidido al revés. En ese sentido, el Colegio Médico ha señalado que “la pandemia ha demostrado que las evidencias científicas se generan de los hechos que van por delante, y hoy la realidad nos plantea la necesidad de mejorar el nivel de protección” de los médicos, profesionales y trabajadores de Salud. ¡Alto a las muertes evitables!

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