Sobre la vacunación contra el dengue en nuestro país
Durante las primeras semanas del 2024, mediante los grandes medios y las redes sociales, diversos expertos y especialistas en “dengue», incluso algún decano de colegio profesional, presionaron al Ministerio de Salud (Minsa) para que adquiera o compre la vacuna contra el dengue y la implemente en forma masiva. Además, algunos de ellos, dirigieron sendas cartas públicas al ministro de Salud, con el mismo objetivo. La presión parecía loable, incluso, se estimaba, imposible de rebatir. Es obvio que así sea, porque la vacuna es una herramienta fundamental y anhelada que sirve para prevenir las enfermedades infecciosas. La vacuna estimula la producción de anticuerpos y genera “inmunidad adquirida” en las personas vacunadas, para una enfermedad específica. En ese sentido, el éxito en la investigación y en el desarrollo de una vacuna segura, eficaz y de bajo costo contra el dengue, era y es el anhelo de todos. Su producción en masa, así como, su aplicación en la población aduciría gran beneficio para la prevención, así como, para contrarrestar la enfermedad y la muerte.
Sin embargo, una nueva vacuna primero debe sobrepasar el umbral de beneficios frente a los daños en la evaluación de la eficacia y la seguridad. Es decir, que los beneficios de la nueva vacuna en la prevención y protección de la población superen los daños o efectos adversos asociados a la nueva vacuna. En ese sentido, el 15 de marzo, la OPS, con relación al informe de la XI Reunión Ad Hoc del Grupo Técnico Asesor sobre Enfermedades Prevenibles por Vacunación de la OPS, del 21 de noviembre de 2023, recuerda: primero, que “no se espera que la vacuna TAK-003 contra el dengue tenga impacto importante en el comportamiento de esta enfermedad a corto o mediano plazo». Segundo, que “si se desea introducir la vacuna Tak-003, se recomienda que se realice bajo un proyecto piloto en el marco de un sólido estudio Fase IV posterior a la comercialización que reúna datos sobre su seguridad y eficacia». Tercero, que “la principal herramienta de prevención y control del dengue en nuestra Región continúa siendo la Estrategia de Gestión Integrada para la Prevención y Control de las Enfermedades Arbovirales. (EGI-Arbovirus)». Es decir, sin tomar en cuenta la vacunación contra el dengue. Asimismo, da cuenta que “el Ministerio de Salud de Brasil el 8 de marzo de 2024 reportó 16 casos de anafilaxia en un universo de 365,000 dosis administradas, lo que equivaldría a una tasa de 43.8 por millón de dosis de la vacuna contra el dengue TAK-003”. En ese contexto, la OPS señala que “tomando en cuenta lo reportado recientemente en Brasil, es importante que, de considerarse la introducción de esta vacuna, se verifique que en los puntos de vacunación se cuente con personal calificado y con equipo adecuado para atender potenciales reacciones de hipersensibilidad, que se puedan presentar y mantener la observación de los vacunados por 30 minutos. Además, señala que “se desconoce el mecanismo de producción de las reacciones anafilácticas reportadas” y que como “medida precautoria, se indague el antecedente de hipersensibilidad a otras vacunas o a una dosis previa de la misma».
El Ministerio de Salud de Brasil, en su Nota Técnica Nº 7/2024-CGFAM/DPNI/SVSA/MS, que “proporciona orientación sobre la identificación, investigación y manejo de la anafilaxia y otras reacciones de hipersensibilidad potencialmente atribuibles a la vacunación o inmunización con la vacuna contra el dengue tetravalente (atenuada)”: por un lado, recuerda que el 9 de febrero del 2024, se comenzó a aplicar la vacuna TAK-003 como actividad de salud pública en el Brasil, por otro lado, señala que si bien es cierto que no se han registrado reacciones anafilácticas o eventos de shock anafiláctico relacionados con su uso durante los estudios clínicos (fases I; II y III), sin embargo, “a través de la farmacovigilancia (fase IV) de la vacunación contra el dengue en Brasil, se identificó una señal de seguridad para reacciones de hipersensibilidad y anafilaxia que, aunque sean eventos raros, su ocurrencia se encuentra por encima de lo observado para otras vacunas».
La explicación que da la Nota Técnica es que “la anafilaxia es una reacción de hipersensibilidad aguda que generalmente ocurre entre los 15 y 30 minutos posteriores a la vacunación y raramente puede ocurrir más tarde. Es un evento que involucra múltiples órganos, incluidos el sistema cutáneo, cardiovascular, respiratorio y gastrointestinal, siendo los principales signos y síntomas el edema de las vías respiratorias, la dificultad para respirar, la hipotensión, las náuseas y los vómitos. Se estima que la anafilaxia ocurre a una tasa de aproximadamente 1 por cada 100,000 o de 1 por cada 1 millón de dosis aplicadas para las vacunas más comúnmente utilizadas». En consecuencia, Como se puede apreciar, es alta la tasa de 43.8 por millón de dosis aplicadas de la vacuna contra el dengue TAK-003. A pesar de esa constatación, la Nota Técnica subraya “que se mantiene la recomendación de continuar con la vacunación contra el dengue en Brasil, dentro de indicaciones descritas en el informe técnico y otros documentos ya que hasta el momento los beneficios superan los riesgos». En ese sentido recomienda, primero, realizar un triaje antes de administrar la vacuna (identificar antecedentes de alergias graves). Segundo, observar a las personas vacunadas por 15-30 minutos, luego de la aplicación. Tercero, los profesionales deben estar familiarizados con los signos y síntomas de la anafilaxia, además, que puedan diferenciar de otras manifestaciones clínicas. Cuarto, los profesionales que vacunan “deben estar bien capacitados para manejar la anafilaxia y realizar la reanimación cardiopulmonar para poder responder rápidamente en caso de anafilaxia». Quinto, que haya disponibilidad de medicamentos y buena comunicación. Sexto, que, ante cualquier sospecha de anafilaxia, haya una buena notificación del caso (plazo máximo de 24 horas) y una buena investigación.
Los antecedentes descritos generan preocupación. En ese sentido, parece razonable recurrir al acompañamiento de la OPS en la introducción en el Perú de la vacunación contra el dengue. El Minsa ha dado muestra de su interés a la OPS para la adquisición, pero, contrario a la opinión de algunos “estudiosos y pregoneros de la compra”, es necesario ser cautos. Las condiciones que exige la experiencia brasileña son difíciles de cumplir en el Perú, por tanto, los riesgos serían aún mayores. La estrategia sigue siendo la gestión de los determinantes sociales de salud para realizar el control larvario y los criaderos de zancudos en los hogares y en la comunidad, así como el fortalecimiento de los servicios de salud para atender a los enfermos. ¡Sin criaderos no hay zancudos y sin zancudos no hay dengue!