Mensaje para el mediano y largo plazo


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Presidente Vizcarra vuelve a plantear un pacto para tratar los temas de salud

El mensaje del 28 de julio del 2020 del presidente Martín Vizcarra, en cumplimiento del mandato constitucional, ha pretendido transmitir tranquilidad y seguridad a los actores políticos, económicos y sociales. Ha canjeado el presente por una mirada de mediano y largo plazo. Incluso ha creado el instrumento para lograrlo, el Pacto Perú. Ha sido una fuga hacia el futuro. El mensaje no ha sintonizado con la opinión pública, que esperaba cambios estratégicos, sobre todo luego de la renovación del Consejo de Ministros, para mejorar la eficacia y la eficiencia del Gobierno. Especialmente en el manejo de la pandemia, de la economía y de la educación, entre otros sectores. 

La reiteración del listado de acciones de gobierno que no han dado resultado o que quedaron solo en los anuncios de los mensajes del 2018 y 2019 no ha logrado suplir los inconvenientes de sus anteriores mensajes de confrontación y polarización. Ahora, sin posibilidad de cerrar el Congreso, sin bancada congresal y con agrupaciones parlamentarias pequeñas y disímiles se complica la “imposición” de una agenda desde el Ejecutivo. Las agrupaciones parlamentarias no respaldan a un interlocutor mayoritario con estabilidad en el tiempo, sino solo para cada punto de la agenda del Congreso. El voto de las agrupaciones que conforman una mayoría para un tema de la agenda puede reconfigurarse y ser distinto para un siguiente tema. Además, los congresistas han sido electos recién en enero del 2020 y, en consecuencia, aún mantienen contacto con sus electores. La reiteración de la confrontación del Ejecutivo con el presente Congreso, a pesar de que los congresistas y los partidos políticos son distintos a los del periodo de la polarización, ha sido vista como inapropiada constitucionalmente por los plazos. Y además no logró la aceptación popular. 

El mensaje presidencial ha demostrado que el Poder Ejecutivo ha perdido la iniciativa frente a las acciones de otras fuerzas políticas y del Congreso. El Pacto Perú, que debería recuperar esa iniciativa, no ha tenido efecto porque es trillado, ya que se ha usado en similares circunstancias, a través del Foro del Acuerdo Nacional. Durante el Gobierno humalista, debido a los graves conflictos del sector Salud –ocasionados por la promulgación de 23 decretos legislativos, sin debate ni consenso, de la llamada “reforma de salud”– se apeló al Foro del Acuerdo Nacional para salir del entrampamiento a que había llegado la gestión sanitaria. Luego de seis meses de arduos debates, de escuchar y evaluar las propuestas del Ejecutivo sobre el aseguramiento universal en salud y el riesgo de destrucción de EsSalud que suponía su implementación, se arribó a un consenso que se plasmó en un documento llamado “Los objetivos de la Reforma en Salud”, cuyo texto excluyó en modo total al aseguramiento universal. 

Además, el consenso en salud del Foro de Acuerdo Nacional planteó fortalecer y convertir al Seguro Integral de Salud en un seguro social pleno para avanzar hacia la Seguridad Social Universal en Salud. La controversia había sido zanjada con el acompañamiento de los partidos políticos, la sociedad civil, los sindicatos y los gremios empresariales, entre otros; y por supuesto del Gobierno, que estamparon sus firmas en el Acuerdo. Sin embargo, el gobierno humalista no implementó nada. Solo ganó tiempo para salir del conflicto.

Luego de cuatro años, el presidente Martín Vizcarra, ajochado por la pandemia y la pérdida de iniciativa política, y en el último año de su mandato, vuelve a plantear un pacto para tratar los temas de salud. Pero aunque parezca increíble, reitera la política humalista del aseguramiento universal, que ya fue descartada en el Foro del Acuerdo Nacional. Es decir, aquella política que precarizó el primer nivel de atención y la Atención Primaria de Salud, que ahora tanta falta hace, y que mercantilizó la política de salud hasta el extremo de heredar una deuda de más de S/ 2,500 millones al sector privado y público. Costó enorme esfuerzo saldar esas cuentas y combatir el mercantilismo durante el periodo 2016-2017. Sólo basta recordar los sonados casos que han relatado los medios de comunicación de entonces. Vaya manera de lanzar el Pacto Perú.

Es necesario replantear la forma de enfrentar la pandemia. Los resultados no son buenos. El enfoque hospitalario, militar y policial debe dar paso al enfoque comunitario. La tarea empieza por reparar los daños de la “reforma humalista” al Primer Nivel de Atención; es decir, de los más de 8,000 centros y puestos de salud que existen a nivel nacional. Además, se debe retomar la articulación Estado-Sociedad. Desde el 2018 en que se promulgó la Ley N° 30885 de conformación de Redes Integradas de Salud, y a casi cuatro años de la creación de las Direcciones de Redes Integradas de Salud (Diris), en Lima Metropolitana no se ha hecho casi nada. Las Redes Integradas de Salud deben ser puestas en funcionamiento para lograr la articulación, la coordinación y la ayuda recíproca en el nivel local, con amplia participación social, con la finalidad de eliminar en el nivel local la fragmentación y la segmentación del Sistema Nacional de Salud. 

Es necesario corregir las últimas normas que han convertido, equivocadamente, a las Redes Integradas de Salud en sinónimo de enlazamiento de establecimientos de salud, que reafirma el enfoque hospitalario. El consenso y debate son bienvenidos para avanzar hacia la seguridad social universal.

Por Herberth Cuba

 

Publicado en: El montonero

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