La década de la seguridad del paciente y la gestión sanitaria


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Bajo el lema: diagnósticos correctos, pacientes seguros

La Organización Mundial de la Salud ha lanzado la iniciativa “Una década de la seguridad del paciente: 2021-2030”, que contiene además del Plan de Acción Mundial, una fecha, 17 de setiembre de cada año, para celebrar el Día Mundial de la Seguridad del Paciente, que se instituyó en 2019.  El objetivo es organizar una campaña a nivel mundial con un lema distinto cada año para sensibilizar a la opinión pública, promover un mejor conocimiento y adoptar medidas eficaces para eliminar daños evitables en la atención de salud. El tema para el año 2024 es: “Mejorar el diagnóstico para la seguridad del paciente” y el lema es: “Diagnósticos correctos, pacientes seguros”.  Como se puede apreciar, se ha puesto énfasis en el “diagnóstico correcto y oportuno por la seguridad del paciente y para mejorar su salud”, a pesar de que el conjunto de daños relacionados a la atención médica y de salud es enorme.   

La OMS aporta algunas cifras para comprender la magnitud del problema, por ejemplo, señala que “alrededor de uno de cada diez pacientes resulta dañado cuando recibe atención de salud y cada año más de tres millones de personas fallecen como consecuencia de ello. En los países de ingresos medianos y bajos, cuatro de cada cien personas mueren por este motivo”.  Estas cifras muestran, además de la cantidad enorme de fallecidos, la inequidad que existe debido a la pobreza y a la precariedad, ya que las cifras de muertos son mayores en los países más pobres.  Otro aspecto está relacionado con los medicamentos, al señalar que “más de la mitad de los daños se pueden prevenir y la mitad se deben a los medicamentos».

En esa misma línea pasa revista a algunos “eventos adversos habituales, como, por ejemplo,  durante la identificación de los pacientes, el diagnóstico o la prescripción de medicamentos, caídas de los pacientes, transfusiones de sangre, infecciones asociadas a las atenciones, úlceras de decúbito, tromboembolismos venosos, etc». El seguimiento en el último tiempo de los medios de comunicación masivos demuestra que cada uno de los eventos resaltados han ocurrido, en mayor o menor grado, en algunos de los establecimientos de salud del país. Sin embargo, no se han tomado las decisiones para, en primer lugar, conocer la situación como problema en la gestión sanitaria. Esto implica un sistema de notificación oportuno, confiable y eficaz de los eventos, así como, el análisis de sus causas, con las medidas correctivas propuestas. No basta que conozca el director o gerente del establecimiento de salud, sino también la autoridad sanitaria nacional (Minsa y CDC-Peru). 

En segundo lugar, es necesario revisar la normatividad vigente, que es escasa y la que existe es poco útil, porque está ligada a la autoridad hospitalaria con fines de mejora continua de la calidad, bajo el mecanismo de “rondas de seguridad del paciente, que consiste en una visita programada a una unidad productora de servicios seleccionada al azar en una determinada institución prestadora de salud (hospital o centro de salud)  liderada por la máxima autoridad de ésta, para identificar prácticas inseguras durante la atención de salud y establecer contacto directo con el paciente, familia y personal de salud, siempre con actitud educativa y no punitiva». En este tipo de rondas, el secretario técnico del equipo, según la Resolución Ministerial 163-2020-Minsa, es el responsable de la unidad de calidad. 

En tercer lugar, es necesario incorporar el análisis y el estudio de los determinantes sociales y las desigualdades para comprender los factores sistémicos organizativos del modelo de gestión sanitaria y de cada uno de los establecimientos de salud existentes. La diversidad geográfica, económica, cultural y política que existe en el país ahonda la fragmentación y la falta de estandarización de los procesos de atención médica y de salud en las regiones y distritos. Por ejemplo, existe diversidad de procedimientos para una misma intervención médica, debido a la limitación de recursos tecnológicos y humanos, así como, la diferente percepción de lo que espera el entorno social.  Además, la cultura sanitaria del paciente y la diversidad cultural puede tener un impacto directo en la adhesión al tratamiento, al cumplimiento de las recomendaciones y los tratamientos. 

En cuarto lugar, es necesario formular una política nacional de seguridad del paciente, en el marco del nuevo modelo de gestión que encarnan las Redes integradas de Salud.  En ese sentido se debe tomar en cuenta que la OMS define la seguridad del paciente “como la ausencia de daños prevenibles en los pacientes y la reducción, hasta un mínimo aceptable, el riesgo a causarles innecesariamente daños al atendernos. En el contexto asistencial más amplio, consiste en un conjunto de actividades organizadas que permite establecer procesos, sistemas de valores, procedimientos, comportamientos, tecnologías y entornos de atención con los que reducir los riesgos de forma constante y sostenible, prevenir la aparición de daños evitables, reducir la probabilidad de causarlos y mitigar sus efectos cuando se producen». Eso implica una política de gestión de riesgos, que toma precauciones cuando los riesgos son desconocidos, previene cuando los riesgos son conocidos, repara y resarce cuando ya han ocurrido los daños. 

El Día de la Seguridad del Paciente ha sido establecido el 17 de setiembre de cada año. El Día Mundial de la Ética Médica es el 18 de setiembre. Es casi una feliz coincidencia. Por un lado, porque el primer principio de la ética médica, desde Hipócrates, hace más de 2500 años es,  en primer lugar, no hacer daño. (Primum non nocere). Por tanto, el médico, el personal, los establecimientos de salud deben enarbolar y cumplir con este principio. Por otro lado, la gestión sanitaria, antes de hacer el bien, primero debe evitar hacer daño. No obstante, sobre este principio deberían descansar las acciones de los seres humanos, desde la política hasta los aspectos más simples de la vida cotidiana. 

El lema de la Organización Mundial de la Salud que motiva la campaña a nivel mundial “Diagnósticos correctos, pacientes seguros” sería reducido, incompleto y sesgado en los médicos si es que es apreciado sin el correspondiente contexto.  Además, tampoco se puede pasar por alto, que, según la OMS, “en el 5% al 20% de las interacciones entre médicos y pacientes se producen errores en el diagnóstico». Estas cifras, corresponden a promedios globales. La situación del Perú es desconocida.  La equivocada penalización del acto médico es un factor relevante, para que las cifras sean desconocidas. ¡Antes de prevenir y curar, no hacer daño!

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