A cuatro días de la cuarentena y en el segundo del toque de queda
En conferencia de prensa, el presidente Martín Vizcarra ha anunciado el 17 de marzo una serie de medidas adicionales para enfrentar la pandemia del Covid-19. Resalto esta conferencia porque el Gobierno ha tomado, en este evento, una nueva decisión estratégica, debido a que nuestro país ha alcanzado la fase 3 de la propagación; es decir, la transmisión comunitaria del Covid-19. Las medidas adoptadas son radicales, porque implican la participación de las Fuerzas Armadas y la Policia Nacional para garantizar el aislamiento obligatorio en los domicilios y lograr el distanciamiento social. Es decir, evitar que el virus migre junto con las personas y suprimir así el contagio masivo y simultáneo. A pesar de que las medidas ya estaban dadas, se ha agregado el factor coercitivo del Estado, los subsidios, la prohibición del uso de vehículos particulares, así como de salir a las calles desde las 20:00 hasta las 05:00 horas, mecanismo conocido en el Perú como “toque de queda”.
El gobierno ha fortalecido su nivel de comunicación estratégica. La gravedad de la lucha contra la pandemia plantea evaluar la comunicación estratégica en tres niveles: el Gobierno a través del presidente, el Ministerio de Salud (Minsa) hacia la población y el Minsa hacia los servidores y prestadores del Sistema Nacional de Salud. La cascada de comunicación estratégica debe llegar hasta el puesto y centro de salud más alejado del país. El presidente ha creado un adecuado mecanismo de comunicación directa a través de conferencias de prensa. Sin embargo, el Minsa adolece de una comunicación coherente, porque la comunicación hacia la población en general, ha tomado ribetes de marketing publicitario, y ha soslayado la comunicación de la adecuación de establecimientos de salud en función a la gestión de riesgos de la pandemia. Los canales de distribución de información y comunicación hacia el interior de la organización, hacia los servidores médicos, profesionales de la salud y trabajadores, están rotos o no existen. Esa debilidad del Minsa genera un sentimiento de ficción o de dualidad de mundos que se traduce en ineficacia e ineficiencia del sistema de salud. Por ejemplo, la norma técnica para el Covid-19 es inaplicable en el nivel del establecimiento de salud debido a falta de lineamientos de gestión, bioseguridad, equipos, insumos y medicamentos
El Minsa necesita ponderar y valorar la información científica que, con tanto esfuerzo y premura, publican investigadores alrededor del mundo. Las publicaciones y conclusiones científicas, debido al corto tiempo desde la aparición del Covid-19, aún no han tenido tiempo de ser revisadas y puestas a prueba por otros investigadores. La repetición de las observaciones, métodos y conclusiones de lo publicado podrían confirmar o negar esos resultados. Es necesario, entonces, tomar con cautela y no asumir conclusiones apresuradas. El rol del Minsa, y sobre todo del Instituto Nacional de Salud, es muy importante. Además, es necesario tener cuidado con la pseudociencia; es decir, con aquellas afirmaciones que aparentan ser científicas. La profesión médica plasma su accionar sobre la base de la ciencia y la tecnología; por tanto, el Minsa debe promover no solo la investigación y el estudio de pares, sino la difusión sistemática de la creación científica mundial.
El aspecto principal de la lucha contra la epidemia son los médicos y demás profesionales de la salud. Las máquinas, los equipos, los insumos y los medicamentos no se mueven solos. Es clave la intermediación de los servidores de salud. Además, “según Tedros Ghebreyesus, director general de la OMS, el 41% de los casos de Covid-19 en Wuhan resultaron de una transmisión relacionada con el hospital. Los proveedores de atención médica tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad y propagarla” (https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMp2004768)
La cifra plantea un extraordinario reto: dotar de medidas extremas de bioseguridad a los servidores de la salud. La fase comunitaria de la transmisión implica la participación de los establecimientos del primer nivel de atención; es decir, de los puestos y centros de salud, porque es lo más cercano y accesible para los ciudadanos. Es necesario masificar las medidas extremas de bioseguridad y adaptar la gestión del primer nivel de atención de salud al desenvolvimiento de la pandemia; y extremar las medidas de protección de los médicos y de los más servidores de salud y reducir el contacto con los usuarios al mínimo indispensable. Por ejemplo, la vacunación a domicilio a la tercera edad es una actividad riesgosa, porque el vacunador podría trasladar casa por casa el virus, porque las condiciones de bioseguridad no son las mejores y menos aún infalibles. Y quizá lo mas grave, los equipos de vacunadores a domicilio vulneran y comprometen la eficacia del aislamiento y distanciamiento social que en esta fase 3 es la mas importante. Es necesario impedir la réplica de la espeluznante cifra señalada por el director general de la OMS.
A cuatro días de la cuarentena y en el segundo día del toque de queda, es importante darles coherencia a las acciones del Gobierno. El liderazgo estratégico del presidente de la República debe ser acompañado con la coherencia en las acciones sectoriales del Minsa y del Sistema Nacional de Salud. Mejorar la comunicación y los mecanismos de gestión al interior del Sistema de Salud y potenciar su capacidad de respuesta. Proteger a los recursos humanos y a sus familiares para así evitar que los servidores de salud sean fuentes de contagio.
Por Herberth Cuba García