El nuevo premier y la emergencia sanitaria


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Martos ha tenido a su cargo el programa Te Cuido Perú

El presidente de la República ha tomado juramento al nuevo Consejo de Ministros, debido a que el Congreso denegó el voto de confianza al Gabinete Cateriano. Como sabemos, debido a una sentencia del Tribunal Constitucional de noviembre del 2018, que ha interpretado la “crisis total de gabinete” debida a la negativa de la confianza al Consejo de Ministros, según el artículo 130 de la Constitución Política, solo afecta al premier. En ese contexto, el presidente de la República ha renovado solo a cuatro ministros: Premier, Defensa, Trabajo y Promoción del Empleo, Energía y Minas, Mujer y Poblaciones Vulnerables.

El gabinete remozado mantiene el mismo giro ideológico de centro derecha que el predecesor. Se ha reforzado el componente militar, que ha pasado a tener mayor involucramiento político. La ratificación de los ministros que tienen mociones en trámite de interpelación en el Congreso expresa el nivel de confrontación entre ambos poderes del Estado. Luego de la juramentación, en una conferencia de prensa, el presidente ha llamado al diálogo y a la unidad nacional en torno al Pacto Perú. Ha reiterado los cinco puntos señalados en el Mensaje del 28 de julio del 2020, pero ahora a través del Foro del Acuerdo Nacional. Es obvio que el llamado al diálogo y al Pacto Perú, en estas circunstancias, sirve para proyectar la imagen de liderazgo con iniciativa e inclusión política. Difícil tarea, luego de las acusaciones públicas y los desmentidos alrededor de conceptos como extorsión, chantaje, “refundación de la democracia” e inclusive de remembranzas al golpe de Estado por no otorgar el voto de confianza.

En un artículo mío, publicado el 9 de septiembre de 2016 y titulado “El diálogo en la política”, he señalado la importancia y las características del diálogo en la política para lograr acuerdos. El diálogo es la capacidad de renuncia a los propios puntos de vista, dejarlos en suspenso y reconocer a su interlocutor como válido, escuchar sus argumentos y luego arribar a una conclusión que genera un compromiso de cumplimiento entre las partes. La incapacidad de auto renunciar por la creencia en una “única verdad” genera la distorsión y la falta diálogo. Es una actitud que crea mecanismos de falsa superioridad ética y moral para imponerse por la fuerza. Es la división entre buenos y malos. Se produce un proceso de descalificación y exclusión de los otros, que son considerados malos. En estas circunstancias, el sistema democrático republicano entra en crisis, porque han perdido utilidad los instrumentos esenciales de la democracia, como son el respeto mutuo, el diálogo, los acuerdos y el cumplimiento de estos. 

El Pacto Perú, ratificado por el presidente en conferencia de prensa, cuya agenda contiene cinco puntos, se podrá plasmar solo en el mediano y largo plazo. Por ejemplo, la “construcción de un sistema unificado de salud que garantice la prestación universal de este servicio para los peruanos de manera eficiente, transparente e igualitaria” requiere tiempo para escuchar, debatir y arribar a acuerdos, promulgar las normas correspondientes y luego implementarlas en modo progresivo en el mediano y largo plazo. Además, esta tarea ya se ha realizado en el Foro del Acuerdo Nacional del 2015. Eso mismo ocurre con los puntos restantes: la calidad educativa, eliminar la brecha urbana y rural, promover el crecimiento económico y desmantelar las prácticas anticompetitivas, la continuidad de la reforma política, y la lucha contra la pobreza. Es obvio que esta agenda no corresponde a un Gobierno de salida, envuelto en la pandemia y con graves crisis económica y financiera, y con el proceso electoral en marcha. 

El nuevo gabinete tiene que sortear una serie de inconvenientes para tender puentes con la clase política y con la población. Y también para resolver los problemas de la emergencia sanitaria, la reactivación económica y mantener una estricta neutralidad en el proceso electoral en marcha. La ventaja es que el actual premier, cuando fue ministro de Defensa, ha tenido a su cargo el programa vertical de lucha contra la pandemia Te Cuido Perú, que a veces ha suplido la ausencia del enfoque comunitario. Además, ha tenido una relación estrecha con el Comando de Operaciones Covid-19, y conoce de cerca las enormes brechas en recursos humanos y su precaria condición laboral y remunerativa. 

Se espera el cambio de estrategia en la lucha contra la pandemia. Pasar del enfoque hospitalario, militar y policial al enfoque comunitario. Es necesario mejorar el suministro de insumos estratégicos –oxígeno, medicamentos, camas y unidades de cuidados intensivos, pruebas moleculares, equipos de protección personal– y descentralizar, en cada una de las regiones, los laboratorios de salud pública. Es necesario implementar el enfoque comunitario para romper la cadena de trasmisión del virus, para la detección precoz y para dar tratamiento al paciente. Y además realizar el seguimiento de los contactos, con la más amplia participación de la población en las Redes Integradas de Salud (RIS), a través del autocuidado, la responsabilidad compartida y la vigilancia social con una eficaz relación entre el Estado y la sociedad.

Por Herberth Cuba

 

Publicado en: El montonero

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