El modelo de Salud y su racionalidad


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Debería basarse en una nueva mirada, que aporte originalidad e innovación

La capacidad de respuesta de la sociedad para enfrentar las enfermedades y los riesgos de muerte de sus integrantes ha obligado a que creen, a lo largo de la historia, una serie de modelos o formas de organización y gestión sanitaria. La descripción y la explicación de los modelos de gestión requieren de un lenguaje apropiado y especializado, un objeto de estudio preciso y, sobre todo, de un ideal explicativo coherente y riguroso que justifique la intervención social..

En general, la descripción de los sistemas de gestión implica mecanismos de inclusión y de exclusión de algunos elementos constituyentes de la realidad para dar soporte al modelo; es decir, también, dejar de lado aquellos aspectos que son cuestionadores y, por tanto, inútiles para el sostén del modelo. Estos aspectos de la realidad excluidos del modelo se convierten en “invisibles” o “marginales”. Sin embargo, la decisión de excluir una porción de la realidad es, la mayoría de las veces, inconsciente o involuntaria, debido a que no se encuadran dentro del ideal explicativo del modelo o porque las herramientas, sean lingüísticas o no, que se han utilizado, no las ponen en relieve. 

En ese sentido, los grandes cambios o transformaciones en las sociedades aparecen cuando los “elementos invisibles o marginales” de los modelos societales, pugnan y logran convertirse en actores esenciales de la “nueva realidad” o del “nuevo modelo”. Es obvio que las referencias “macro” deben ser vistas como modelos societales aspiracionales para luego, en cascada, ver los modelos en los diversos campos políticos, sociales, culturales, geográficos, climáticos y de gestión de los diversos componentes del Estado; así como de las personas jurídicas (empresas) o naturales (seres humanos).  La cascada de modelos, coherentes entre sí, permite la existencia de los modelos sectoriales, por ejemplo, el de la gestión sanitaria. 

La descripción de la realidad en que se encuentran las poblaciones con sus necesidades y deseos, con sus usos y costumbres, implica un proceso de exclusión y marginación en aras del funcionamiento del modelo societal “pactado” o “impuesto” por el poder político. La simple descripción “así es cómo son las cosas” es discriminatoria, excluyente y represiva. En ese sentido, cobra relevancia la frase “solo tiene existencia real aquello que se describe”. En la misma línea, se amplía la exclusión y represión, en las variables internas de la explicación de los modelos y por tanto, también en la intervención y la acción social.  

Parece fácil eludir el carácter “excluyente y represivo” de los modelos, al implicar el carácter científico y tecnológico; sin embargo, no es así debido a que el ideal explicativo de la ciencia y la tecnología también obedece a modelos que, en plazos cortos o prolongados, incluso devienen obsoletos e inservibles. El carácter instrumental de la ciencia y la tecnología exige que el “objeto de estudio”, el lenguaje apropiado, conciso y riguroso, así como, el ideal explicativo aceptable por la comunidad científica sea cambiante y relativo.  Además, esta capacidad impresionante de “autorrenovarse”, requiere nuevos conceptos lingüísticos, nuevas formas de hallar evidencia científica y de relacionarse entre las personas. En ese sentido, la relación incluido/excluido de los modelos cambian con suma rapidez. 

Como si la sociedad marchase “por cuerdas separadas”, algunos autores contemporáneos plantean que existen racionalidades diferenciadas para el derecho y la política, para la ética y la moral, incluso, para la estética. Sin embargo, sí se examina con mayor detalle y rigor, ninguna de ellas escapa al modelo. Esa única racionalidad humana basada en modelos “totalizadores”, cohesionados en cascada, en estricta relación con el poder político, engloba diversos componentes, desde los instrumentales o de “medios y fines”, como en las ciencias humanas, hasta en la ética, la moral, la estética y las creencias, entre otros. 

El aspecto esencial para un nuevo modelo es la aparición de la prueba del concepto. Sí, aparece un nuevo concepto, no visto antes, no definido, excluido o marginado, que cobra relevancia y genera polémica, debe, sin embargo, cobrar vigencia. Si es asumido por el modelo vigente, sin poner en riesgo su existencia, genera desarrollo y este se fortalece.  Sin embargo, si cuestiona las bases mismas del modelo, su introducción remecerá las esferas complejas del poder político, y, su aceptación o no dependerá a la larga, en la forma cómo se renueve el poder político. 

Por un lado, las descripciones “normales” de la realidad, solo describen los “hechos y fenómenos” sobre la base de los conceptos esenciales al interior del modelo. Por tanto, logran cambios incrementales y fortalecen al modelo vigente, pero, si no se tiene el debido cuidado, no se aporta nuevo conocimiento y “solo se muerde la cola”. Por otro lado, las descripciones “anómalas” o críticas resaltan las exclusiones, la marginalidad y la represión del modelo vigente, introduce nuevos conceptos, y categorías, aporta nuevas formas de racionalidad, en función al objeto de estudio del quehacer humano, y requiere una adecuación del poder político. En ese contexto, los cambios son cualitativos porque se construyen sobre una novedosa visión de la realidad, y aportan innovación y conocimiento. 

La descripción de la realidad nacional debería involucrar una nueva mirada, que aporte originalidad e innovación. Los problemas del país, las necesidades y deseos de la gente, ponen a prueba la racionalidad de los peruanos. En ese sentido, luego de la pandemia, por ejemplo, no es posible “morderse la cola” y repetir los mismos conceptos previos a ella. Solo a modo de ejemplo, si solo se reitera el derecho a la salud, sin acompañarlo con el derecho a la seguridad social universal, implica, solo enfocarse en el fin, sin tomar en cuenta los medios, porque como se sabe, la seguridad social es el medio para lograr el derecho a la salud. Igual ocurre, con el manido “acceso a la salud”, sin acompañarlo con el concepto del “poder de acceso a la salud”. ¡Urge el cambio y la transformación en salud!

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