Medidas planteadas resultan insuficientes
Una vez más el pánico se ha apoderado del mundo, debido a la aparición de una nueva cepa del virus Covid-19, en el sur este del Reino Unido. Asimismo, Italia ha comunicado que ya ha detectado esa cepa en su territorio. Algo similar ha ocurrido en África del Sur. La enorme cantidad de veces en que el virus se replica predispone a esas mutaciones, que, en teoría, podrían ocurrir en cualquier parte del mundo. Frente a la nueva cepa otra vez los países toman medidas para evitar su propagación en cada uno de sus respectivos territorios y, por tanto, cierran sus fronteras.
A exigencia de la población, de los medios de comunicación, y luego de que ya otros países vecinos han tomado acciones, el Gobierno del presidente Sagasti ha planteado una serie de medidas como, por ejemplo, aumentar una hora al toque de queda, suspender los vuelos procedentes de Europa durante dos semanas, que los ciudadanos que hayan estado en Reino Unido en los últimos 14 días guarden cuarentena y, además, declarar alerta epidemiológica máxima. Es necesario señalar que según la primera ministra, todos los ciudadanos que han arribado al Perú procedentes de Reino Unido, han sido identificados y constatado que traían pruebas moleculares negativas; pero que por seguridad guardarán cuarentena durante 14 días, porque se han reforzado los estándares para el seguimiento epidemiológico. Sin embargo, las medidas adoptadas son insuficientes.
Para demostrar que las medidas son insuficientes, en modo previo, se debe evaluar los riesgos adicionales que trae la nueva cepa que ha aparecido desde la segunda mitad del mes de septiembre del 2020. Según los expertos, la cepa presenta 20 mutaciones, frente a la cepa original, que le han conferido mayor capacidad de contagio, pero no mayor letalidad. Además, es crucial responder si la cepa mutante puede ser prevenida mediante la inmunidad obtenida por las personas en modo natural, o por la inducida por la vacunación. Como se sabe, en Reino Unido ya ha empezado la vacunación. Según los reportes científicos, parece que sí. Es decir, la vacunación sería eficaz también contra esta cepa mutante.
Como se puede apreciar, la característica de la nueva cepa del coronavirus es que ha ampliado su capacidad de contagio, eso implica que podría enfermar en modo simultáneo, y en menor tiempo, a un mayor número de personas que el virus original. Por otra parte, la capacidad de respuesta de nuestro sistema sanitario está al borde de ser sobrepasada con la rapidez de contagio del virus original. En consecuencia, la posible irrupción de la nueva cepa en el Perú aumentaría la velocidad del contagio y, como es obvio, colapsarían los hospitales.
En ese sentido, se ha omitido referirse al enfoque comunitario mediante la reactivación y desarrollo del Primer Nivel de Atención; es decir, de los ocho mil puestos y centros de salud, en alianza con sus respectivas comunidades organizadas. También llama la atención que no haya existido ninguna medida para reactivar y reforzar los puestos, centros de salud y hospitales, bajo el mecanismo de Redes Integradas de Salud (RIS). Es increíble que el Gobierno aún no resuelva los conflictos laborales producto de su incumplimiento de las leyes, acuerdos y actas con los servidores de salud.
La gran desventaja que existe frente a los países desarrollados es que ellos enfrentan a la nueva cepa en momentos que aplican vacunas a su población, a pesar de que aún se encuentran en la fase III de ensayos clínicos (son cuatro fases), porque los estudios preliminares han dado resultados favorables, y por tanto, han obtenido una autorización excepcional debido al mayor riesgo de la pandemia. En cambio, el Perú no tiene esa posibilidad. Las críticas justificadas contra el Poder Ejecutivo por las irregularidades y negligencias en las compras de vacunas han puesto en evidencia la existencia de aspectos geopolíticos, de impericia en la conducción de las relaciones internacionales y en la forma como se desarrolla la ciencia y la innovación, así como en la capacidad para realizar acuerdos con otros Estados y con las empresas multinacionales.
Ha quedado demostrado que los países desarrollados innovadores y otros países desarrollados compradores han acaparado los primeros lotes de la producción y comercialización de las vacunas. Una vez más, la mayoría de los países del tercer mundo, deben situarse en la lista de espera. También se ha puesto en evidencia el poder de negociación de las naciones en función a la pertenencia a bloques y zonas de influencia geopolítica. Llama la atención, por ejemplo, que los países de la Alianza del Pacífico tengan todos acceso a la vacuna, a excepción del Perú. Como sabemos, la ministra de Relaciones Exteriores preside la Comisión Multisectorial para la compra de Vacunas que lamentablemente aún no ofrece resultados favorables. La Cancillería peruana debería revisar uno a uno los acuerdos suscritos para encontrar el resquicio para obtener prelación en el acceso a la vacunación.
Las medidas planteadas por el Gobierno son insuficientes y caerán en saco roto porque tampoco ha anunciado ni tomado medidas para resolver el progresivo incremento de las aglomeraciones, de las marchas y las movilizaciones. ¡El Gobierno está obligado a enmendar el rumbo!
El temor al contagio del COVID19 o de una nueva CEPA, en el caso de nuestro país sólo hace pensar a nuestros Gobernantes sobre la solución más inmediata en la Vacunación y la compra de vacunas a los Laboratorios autorizados de EE.UU, CHINA, INGLATERRA, RUSIA, etc. etc. y seguir enriqueciendo a las potencias mundiales, sin conocer las condiciones de Seguridad de las indicadas vacunas.
Nos hemos olvidado como se alimentaban nuestros antepasados, somos el 4to. país en el mundo en MEGADIVERSIDAD y si tuviéramos una educación sobre los Sistemas Alimentarios Saludables y nutritivos a partir de productos orgánicos, biológicos o agroecológicos, no necesitaríamos vacunas ya que seriamos inmunes ante cualquier pandemia. Hay para hablar mucho pues yo me cuido con una buena alimentación.