La política de salud fue la gran ausente
El 23 de mayo del 2021 el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) realizó el debate de los equipos técnicos de los dos partidos políticos que han pasado a la segunda vuelta electoral. Ha corregido, de cierta manera, algunos aspectos muy criticados en la primera vuelta electoral; por ejemplo, ha otorgado mayor tiempo de exposición y la posibilidad de réplicas y dúplicas. Sin embargo, es criticable que el debate de los equipos técnicos se haya realizado tardíamente y que sea el único. El tiempo que resta, escasos 12 días, es muy corto para informar y analizar las propuestas para votar con razones y convicción. Además, el hecho de que sea un único debate ha obligado a priorizar los temas, y en consecuencia se han dejado de lado aspectos esenciales de las políticas públicas. Una vez más, el formato ha impedido que los partidos políticos ofrezcan pormenores de sus planes de gobierno y, sobre todo, los mecanismos para llevarlos a cabo. Tampoco ha pasado desapercibida la orientación ideológica del JNE al elaborar las áreas temáticas y elegir al moderador y los especialistas que han formulado las preguntas.
Los temas que han formado parte del debate son: la reforma del Estado, la recuperación económica y la reducción de la pobreza, salud y manejo de la pandemia, infraestructura, desarrollo regional y descentralización, seguridad ciudadana y orden interno, y protección del medio ambiente y desarrollo sostenible. La generalidad y amplitud de los temas ha impedido rozar siquiera las necesidades específicas de la población y ha favorecido la politización y la elusión del debate de las propuestas concretas, lo que ha generado en la población la sensación de “ausencia de propuestas técnicas” y de la existencia de “redundancia retórica”.
La expectativa de conocer las propuestas del candidato Pedro Castillo eran altas, debido al cambio de su Plan de Gobierno, desde el inicial presentado al JNE al segundo denominado “Plan Bicentenario sin corrupción” que, por añadidura, solo se refiere a los primeros cien días, porque, para el resto de su gobierno, insiste en la convocatoria a una Asamblea Constituyente. En consecuencia, existe un vacío, una incógnita en sus futuras acciones; por tanto, era imprescindible conocer sus planes para que sirvan como hilo conductor y de cuáles serían los aspectos constitucionales que desearía incorporar en el nuevo texto constitucional. Sin embargo, luego de transcurrido el debate, ese velo de oscuridad, no ha sido retirado.
En ese contexto se explica el debate tardío, la realización de un solo evento técnico y la generalidad de los temas abordados, como mecanismos para inclinar la balanza a favor del partido Perú Libre y también que sus técnicos, salvo escasos momentos, forzaran la retórica, el ataque político y la ambigüedad. Fuerza Popular puso mayor énfasis en los pormenores técnicos de su Plan de Gobierno, aunque también utilizaron la dinámica que empleó Perú Libre.
Con relación al sector Salud es necesario tomar en cuenta que el actual ministro Oscar Ugarte ha sido secretario general del Partido Humanista, con cuya inscripción partidaria Verónika Mendoza ha candidateado, junto con otros movimientos de izquierda, con el nombre de Juntos por el Perú (porque su agrupación, Nuevo Perú, no posee inscripción en el JNE). Además, junto con el Frente Amplio, al que pertenece el exministro Víctor Zamora y el excongresista Hernando Cevallos, ahora tienen alianza con Perú Libre. En ese sentido, es comprensible que los cinco puntos contra la pandemia que contiene el “Plan Bicentenario sin corrupción” sean los mismos que han aplicado los gobiernos de Vizcarra y Sagasti.
En el debate del tema de “salud y manejo de la pandemia”, Fuerza Popular tenía ventajas frente a Perú Libre. En primer lugar, porque posee un Plan de Gobierno vigente, en el que se incluye un sistema unificado de salud sobre la base de la Seguridad Social Universal en Salud. Y en segundo lugar, porque el Ministerio de Salud es conducido, como producto de las alianzas electorales, por Perú Libre, y los resultados son cuestionables. En tercer lugar, porque el manejo de la pandemia ha sido catalogado como uno de los peores del mundo, a tal punto que la cifra oficial de fallecidos es poco creíble y aún es materia de amplia controversia e investigación por parte del Congreso de la República.
En cuarto lugar, porque la aplicación de un equivocado enfoque hospitalario, militar y policial y de cuarentenas indiscriminadas, ha tenido como consecuencia cuantiosos daños a la salud y a la economía. Y en quinto lugar, porque no han fortalecido el primer nivel de atención de salud con enfoque comunitario; es decir, no han mejorado la capacidad resolutiva de los centros y puestos de salud con la amplia participación social. Con solo recordar la frase, “la pandemia y las epidemias se ganan en la comunidad, con la comunidad y por la comunidad” hubiese sido suficiente; además, esta estrategia es muy valorada por los segmentos C, D y E de la población. Sin embargo, José Recoba, de Fuerza Popular, no lo hizo; y Hernando Cevallos, de Perú Libre, con astucia, tomó distancia del gobierno y del ministro de Salud para equilibrar la balanza. ¡La política de salud ha estado ausente!