El Minsa debe precisar la metodología y el cronograma de vacunación
El 6 de enero del 2021, el presidente Sagasti, ha anunciado que se ha firmado el acuerdo con Sinopharm, empresa de origen chino, que realizó una parte de sus ensayos clínicos de fase III en nuestro país. Ha señalado que llegará un primer lote de un millón de dosis en el presente mes, de un total de 38 millones de dosis adquiridas. Además, que ha firmado contrato también con AstraZeneca, por 14 millones de dosis, que llegarán a partir del mes de septiembre del 2021. Y también que se ha adquirido 13.2 millones de dosis del Fondo de Acceso Global para Vacunas Covid-19 (CovaxFacility) que, como sabemos, está impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI) y la Alianza GAVI para las vacunas; sin embargo, aún no se conoce el tipo de vacuna que nos será asignado. Ha señalado también que continúan las negociaciones con empresas farmacéuticas de Alemania, Rusia, India y Estados Unidos. Asimismo, que “prestará apoyo en el momento oportuno” a la fabricación nacional de la vacuna que realizan en mutua colaboración la Universidad Peruana Cayetano Heredia y la Empresa Pharvet.
En relación con la vacuna Sinopharm, el primer millón de dosis llegará durante enero 2021, y los 37 millones de dosis restantes, según el presidente, llegarán antes del invierno. Esta vacuna tiene una ventaja frente a otras, debido a que utiliza la conocida tecnología de virus inactivados, no utiliza tecnologías genéticas recombinantes y ha realizado ensayos clínicos de fase III en nuestro país. Además, no requiere ningún equipamiento sofisticado y tampoco ultracongeladores; por tanto, es adecuada para el sistema de suministro y logístico que posee el Perú, quizá con algunas adaptaciones y su fortalecimiento. El equipamiento y el personal está preparado, en todas las regiones, para el proceso de vacunación con ese tipo de vacuna; sobre todo cuando se requiere dos dosis, con 21 días de intervalo, para lograr protección luego de dos semanas de aplicada la segunda dosis. La vacuna Sinopharm ha reclutado para sus ensayos clínicos de fase III a más de 60,000 personas de varios países, incluido el Perú, con una eficacia del 79.34% y el 20.66% desarrollaron efectos adversos leves. Es decir, no ha habido complicaciones graves, que requieran hospitalización, o fallecidos.
El día 5 de enero la ministra de Salud, en el Congreso de la República, había señalado que el 31 de diciembre del 2020 el presidente, mediante resolución suprema, le había delegado y facultado la firma de los contratos para la adquisición de vacunas; y en ese sentido, acababa de firmar a nombre del Perú, pero que faltaba, la firma de la contraparte China. Como sabemos, China ha desarrollado hasta la fecha tres tipos de vacunas; sin embargo, la enorme población de China, de más 1,400 millones de personas, implica un volumen de producción enorme, para el que las propias empresas chinas aún son insuficientes. Por tanto, el Gobierno chino, está obligado a apelar a otros países para comprar vacunas. En esas circunstancias, hacía falta aún la expresión de la firme posición del Gobierno peruano, desde el punto de vista geopolítico. Es obvio que la negociación ha sido compleja.
Recordemos que el 16 de octubre del 2020, se aprobó el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19, mediante RM 848-2020/Minsa, que implica un proceso de vacunación en tres fases. En ese sentido, la primera fase está dedicada a “proteger la integridad del sistema nacional de salud y la continuidad de sus servicios”: a “los trabajadores de salud del sector público y privado, personal de Fuerzas Armadas y Policiales, bomberos, Cruz Roja, personal de seguridad, serenazgo, brigadistas, personal de limpieza, estudiantes de la salud y miembros de las mesas electorales”. Es obvio, que el millón de dosis, anunciado para el presente mes de enero, solo alcanzará para 500,000 beneficiarios, (dos dosis por persona; es decir, una cantidad insuficiente para cubrir la primera fase del Plan de Vacunación aprobado.
El Minsa está en la obligación de precisar no solo la población objetivo, sino también la metodología, el cronograma y el calendario de vacunación, amén del reajuste al Plan Nacional de Vacunación. Sin embargo, es necesario que proceda de manera transparente, ética y sin discriminaciones ni exclusiones. Es necesario que mantenga una posición inflexible frente a los grupos de poder, al segmento poblacional A y B, a los políticos y altos funcionarios gubernamentales. El sistema de prelación en el suministro de la vacuna debe inscribirse en los principios éticos de la salud pública, en la ciencia, la tecnología y en la justicia.
Además, no debe perder de vista que es una vacuna en fase III de experimentación; es decir, es una “vacuna de emergencia”. Y que debido a la pandemia, la población está motivada a asumir riesgos, porque entiende que enfermarse, es aún más riesgoso. En ese sentido, el sistema de farmacovigilancia y el seguimiento de los eventos atribuidos a la vacuna (ESAVI) debe ser muy riguroso. Además, el inicio de la vacunación no implica bajar la guardia en las medidas preventivas, hasta que no se haya logrado por lo menos vacunar al 80% de la población. ¡Todos aún deben protegerse, los vacunados y los no vacunados!