La pandemia obliga a unir a todas las mentes brillantes
Al 29 de marzo del 2020, los pacientes que han ingresado a las unidades de cuidados intensivos son 40, de los cuales requieren ventilación mecánica 37. Debido a que existen, según versión oficial, 255 ventiladores mecánicos en las unidades de cuidados intensivos es necesario reflexionar y tomar nuevas e innovadoras acciones.
El efecto benéfico del aislamiento social obligatorio es fundamental, porque permite evitar el crecimiento exponencial de los casos y la saturación de los servicios de salud. Sin embargo, la realidad ha puesto en evidencia que la precariedad del Sistema Nacional de Salud es tal que, aún con los pocos casos que ocurren durante el aislamiento y distanciamiento social, es posible que la capacidad de respuesta sanitaria sea sobrepasada y se sature.
La precariedad se refleja en la escasez de profesionales médicos y la falta de bioseguridad personal (EPP) y colectiva. Falta de detección precoz masiva de los casos y déficits de kits de análisis y de laboratorios especializados, así como ausencia total en la mayoría de las regiones. Hay escasez de camas clínicas simples y de unidades de cuidados intensivos, de ventiladores mecánicos y personal especializado adscrito a estos servicios. Hay hospitales construidos que aún no funcionan por falta de personal, de recepción de la obra o trabajos inconclusos. También hay inconvenientes administrativos y déficits logísticos para el traslado de los pacientes por medios terrestre, pluvial y aéreo (ambulancias). Existe inadecuación del rol del Primer Nivel de Atención (centros y puestos de salud) y de la Atención Primaria de Salud en la fase de la propagación comunitaria del Covid-19, así como del rol de los hospitales generales e institutos especializados, entre otros.
El tiempo que otorga el aislamiento social obligatorio sirve para fortalecer la capacidad de respuesta del Sistema Nacional de Salud, pero es insostenible en el tiempo. Es un medio, no un fin en sí mismo; además el gasto de mantener el aislamiento no debería perjudicar la solución de la precariedad del sistema de salud.
El Perú tiene un enorme potencial en investigación, ciencia y desarrollo que debe ser convocado. La pandemia obliga a unir a todas las mentes brillantes, del sector privado, de los centros de investigaciones de la Marina, de la Fuerza Áerea, del Ejército, del Concytec, del Ministerio de Salud (Minsa), de las universidades, de los centros de investigación no gubernamentales e investigadores individuales, entre otros. Y como es natural, hay que invertir. El objetivo es crear prototipos adecuados para nuestro país, abreviar el trabajo burocrático y priorizar los ensayos clínicos y los estudios de pares. No se debería limitar los recursos.
Es necesario permitir que los médicos trabajen en modo adicional a su jornada laboral, horas o turnos complementarios, en su propio establecimiento o en otra institución del Estado, sin que esa práctica implique la ilegalidad de la doble remuneración. El Congreso de la República tiene pendiente de segunda votación el Proyecto de Ley 1241/2016-CR, de servicios complementarios, que resuelve esa necesidad. En el momento en que se gestó y aprobó, ese proyecto de ley era imprescindible por la escasez de médicos; ahora, en plena pandemia, lo es aún más.
Un componente esencial para la colaboración y participación amplia de la ciudadanía, de los académicos y de los hombres de ciencia es la información. La data que se produce debe estar accesible a diario. Evitar retrasos en la información en línea, tanto de las oficinas de epidemiología de cada uno de los establecimientos de salud como de la Dirección General de Epidemiología del Minsa. Información diaria y semanal, procesada, en línea y accesible. La coherencia y la veracidad de la información son claves. Los anuncios deben reflejarse en la realidad.
En la presente pandemia es fundamental comprender el rol transmisor que poseen los servidores de salud. El uso de los Equipos de Protección Personal evita que se contagien los médicos y profesionales de salud, que son escasos e irremplazables. Además impide que los servidores de salud y los establecimientos donde trabajan contagien a los ciudadanos. El Gobierno debería otorgar un sueldo adicional mensual a los médicos y servidores de salud mientras dure la pandemia, con la finalidad de adecuar sus viviendas o alquilar otras, para aislarse de su propia familia, para evitar el contagio intrafamiliar. El ejemplo de China es ilustrativo al respecto.
La incidencia de la pandemia en las mujeres embarazadas no difiere de la población general; sin embargo, existe incertidumbre sobre las características de la transmisión y el comportamiento en la gestante, en el feto y en el recién nacido. Es necesario aplicar el principio de precaución; en consecuencia, las gestantes deberían ser tratadas como un grupo vulnerable. Esto implica reforzar los establecimientos de salud materno-infantiles con las medidas de protección personal, tanto para los médicos y demás profesionales y servidores de la salud como para las pacientes gestantes, parturientas, puérperas y recién nacidos. EsSalud debe corregir la mala decisión de desalojar del Hospital Rebagliati a las embarazadas y, por el contrario, debería fortalecer el área materno-infantil de alto riesgo. Las hemorragias, las infecciones y la presión alta (eclampsia) son las principales causas la mortalidad materna. No agreguemos una más con el Covid-19.