Entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Salud
El 20 de agosto de 2020, en la conferencia que sostuvo el presidente de la República sobre las negociaciones para obtener la vacuna contra el Covid-19, el presidente del Consejo de Ministros precisó la estrategia global que implementa el Gobierno para enfrentar la pandemia, que ha desatado controversias. Los actores principales en la conducción de esta estrategia son el presidente, el premier, el ministro de Defensa y la ministra de Salud. En ese orden, porque es la expresión política del enfoque hospitalario, militar y policial que aplica el Gobierno contra la pandemia Covid-19.
La exposición del premier ha recalcado el trabajo que realiza el Ministerio de Defensa a través del programa “Te cuido Perú” y con los equipos de respuesta rápida, denominados Tayta, en la contención de la pandemia. Ha dejado de lado el rol del Ministerio de Salud, de los gobiernos regionales y del primer nivel de atención; es decir, de los 8,000 centros y puestos de salud. Además, señaló que ha ampliado la participación, dentro de las brigadas Tayta, de otros actores, como los gobiernos regionales, empresas privadas, iglesias y otros. Es importante indicar que estas brigadas siguen la lógica de las acciones cívicas que realizan las Fuerzas Armadas. Son acciones asistencialistas, de provisión paternalista de servicios para la gente vulnerable.
El premier ha señalado que la operación Tayta es parte de la estrategia de contención contra la pandemia, que consiste en la detección temprana de los enfermos, tratamiento temprano y seguimiento de las personas infectadas, en forma masiva y multisectorial, con la “participación de miles de personas”. Se colocan puestos fijos y algunos móviles que visitan casa por casa, en los distritos con el mayor número de infectados. Estas brigadas toman las pruebas rápidas y de obtenerse positivos, se les da tratamiento temprano y se les aísla en casa. El ministro ha recalcado que lo más importante es el examen clínico; es decir, el examen y diagnóstico de los enfermos que hace el médico. Y si se constata la enfermedad Covid-19, en modo inmediato empieza el tratamiento temprano y el aislamiento. “Es la forma de bajar la carga viral” (sic) porque la tarea de que las personas no se infecten, es de cada uno”. En otras palabras, un problema de cada persona.
Se desprende, del relato del premier, que se ha dejado de lado el corte de la cadena de transmisión del virus en la comunidad. Ha pasado por alto la promoción de la salud, los estilos de vida saludables y la intervención en los determinantes económicos, sociales y culturales; así como la participación social de la comunidad, mediante la estrategia de la Atención Primaria de Salud. Además ha omitido a la prevención que –mediante métodos sencillos y científicamente fundados– la población asume luego de una adecuada información, comunicación y educación, con la articulación de los tres niveles de gobierno y los diversos ministerios, sectores y de la población en general. Es decir, a la articulación Estado-Estado y Estado-Sociedad.
El premier, ha dejado de lado la detección precoz del virus a través de las pruebas moleculares, y el aislamiento de los positivos aún antes de que muestren síntomas. Por ejemplo, basarse en el examen y diagnóstico clínico de los enfermos ya no es detección precoz sino tardía. Ha faltado el enfoque comunitario, mediante la articulación de los establecimientos de salud del Primer Nivel de Atención con la más amplia participación social, con la conformación de la Redes Integradas de Salud. Pero quizá lo que más preocupa es que crea que existe un tratamiento eficaz y temprano contra el Covid-19, cuando sabemos que aún no existe.
El premier explicó la fase de mitigación, a través de la optimización logística de la respuesta hospitalaria del segundo y tercer nivel de atención. La nula rotura de la cadena de transmisión del virus en la comunidad, cuya consecuencia son los miles de enfermos y muertos evitables, como producto de la escasez de recursos, de infraestructura, de equipos y suministros sanitarios, de medicamentos y recursos humanos. Además, resulta un agotamiento progresivo de la conducción sectorial y una afectación de la salud y muchas muertes de los médicos y servidores de salud que atienden a los pacientes en modo directo.
La constatación del premier de que la pandemia ha llegado a muchos lugares y en modo simultáneo, no hace sino demostrar que la multiplicación de las Brigadas de Acción Cívica del Ejército no se dan abasto, a pesar de los miles de nuevos contratos de personal. Además se han creado conflictos en los centros y puestos de salud del Primer Nivel de Atención, que es donde acude en modo regular la población; y como no obtienen respuestas a sus dolencias, reclaman e incluso maltratan al personal. Ocurre también que algunas Brigadas de Acción Cívica del Ejército, Operación Tayta, se instalan en los ambientes de algún centro de salud, toman las pruebas rápidas luego de grandes listas de espera y se retiran. Sin embargo, la población que no alcanzó cupo para las pruebas exige atención a los “servidores de planta» del centro de salud que, como sabemos, no cuentan con suministros ni equipos. Urge cambiar de estrategia. ¡El Minsa debe estar al mando! ¡Zapatero, a tus zapatos!
Por Herberth Cuba