Conducción de la pandemia y desinformación


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Gobierno debe rediseñar su estrategia sanitaria

El 10 de diciembre del 2020 el Ministerio de Salud (Minsa) ha presentado el estudio de seroprevalencia para el Covid-19, solo para Lima Metropolitana y el Callao. Por fin se ha podido conocer la proporción de la población que ya ha estado expuesta al contagio, así como la población que aún es susceptible. El estudio para todo el país, que ya lleva más de un mes de retraso, según el Minsa aún debe esperar. 

Los estudios de seroprevalencia para el Covid-19 usan pruebas de sangre para identificar anticuerpos en las personas que han entrado en contacto con el virus, sea de las personas que enfermaron –en modo grave, moderado o– leve o de los asintomáticos. Es decir, que no se dieron siquiera cuenta de que entraron en contacto con el virus. En consecuencia, es un medio de vigilancia que brinda información para saber cómo se propaga el virus en el territorio nacional y a lo largo del tiempo. 

Estos estudios, luego de diseñado el universo de intervención con métodos estadísticos muy rigurosos, permiten extrapolar sus resultados a nivel general del país en un determinado periodo. Es una imagen del momento, por ello requieren estudios sucesivos, en tiempos prudenciales, para seguir la secuencia y afinar las estrategias de intervención para el futuro. Es una forma de “mirar y actuar” para cambiar la historia natural de la propagación del virus. Además, el estudio de seroprevalencia, debido a la búsqueda de anticuerpos, ofrece una mirada hacia el pasado; por ello, es muy importante que los estudios sean completos y sucesivos, para observar con la perspectiva del tiempo, su dinámica y su propagación. 

Aunque parezca increíble, desde marzo, en que se declaró la Emergencia Sanitaria, hasta la fecha no ha sido posible concluir un solo estudio nacional de seroprevalencia completo. Más aún, si se toma en cuenta que durante la pandemia el gobierno ha priorizado el uso de pruebas serológicas, que detectan anticuerpos y, por tanto, son útiles para realizar los estudios de seroprevalencia. El Minsa ha detectado anticuerpos contra el Covid-19 en el 39.3% de la población de Lima y 36.1% de la del Callao. Asimismo, por edades, el porcentaje de diferencias se mantiene en rangos de 3.5% del promedio. Sin embargo, las diferencias por nivel socioeconómico son muy marcadas. Por ejemplo, “en los distritos residenciales de Lima el nivel de contagio es de 13.1%, mientras que en el estrato medio y bajo, está por encima del 50%. O sea que la mitad ya se infectó en distritos más pobres de Lima Metropolitana”. Es decir, “a mayor pobreza, mayor prevalencia”.

La falta de cifras globales, por regiones, provincias y distritos impide, en modo eficaz y eficiente, elaborar políticas y estrategias, y diseñar acciones contra la pandemia. Se trabaja a ciegas. Además, existen diferencias en las cifras de infectados reportados por el Gobierno nacional, los gobiernos regionales y el sector privado. Las divergencias entre los diagnósticos confirmados por pruebas serológicas (rápidas) con las moleculares y con los diagnósticos clínicos generan un subregistro que, según algunos especialistas, ascendería a más de un millón de personas. Igual suerte corre con el número de muertos, debido a las discrepancias entre las cifras del Gobierno nacional con la suma de las cifras de los gobiernos regionales y las del Sistema Nacional de Defunciones (Sinadef), cuya cifra global ascendería, según los expertos, a más de 88,000 muertos. El Minsa ha manifestado poca preocupación para promover una “política de datos abiertos” y para resolver “el sinceramiento de las cifras”. Continúa la controversia con relación al tipo y número de pruebas (moleculares y serológicas) que se realizan por día y con la tasa de positividad. 

En ese contexto, las reiteradas referencias a un rebrote o a una segunda ola de contagios se basan en extrapolaciones muy generales, con enorme incertidumbre. Más aún, que no se sabe si los anticuerpos son sostenibles en el tiempo y hasta cuándo evitan una infección futura. Como sabemos, el verano permite una mayor ventilación de los espacios cerrados y mayor permanencia al aire libre; sin embargo, se producen también peligrosas aglomeraciones. 

El Gobierno y el Minsa deben rediseñar la estrategia de lucha contra la pandemia, sobre la base de eliminar la desinformación, con la finalidad de promover la política de datos abiertos y el sinceramiento de las cifras. Asimismo, se debe cumplir con poner a disposición de la ciudadanía, en modo transparente, las justificaciones en la toma de decisiones, en los equipos negociadores y en los convenios y contratos.

Es necesario abandonar el enfoque hospitalario, militar y policial contra la pandemia y pasar al enfoque comunitario. Es decir, fortalecer el Primer Nivel de Atención en alianza con la comunidad organizada. Otra vez es necesario insistir en las medidas preventivas con enfoque comunitario, en el adecuado suministro de medicamentos, oxígeno e insumos, en las camas y los servicios de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). La alternativa de la vacunación es de mediano plazo debido a que la estrategia gubernamental no ha sido la mejor y ha generado controversia. Ahora el Perú está en la cola. Sin embargo, si el Gobierno no resuelve los conflictos laborales, que son  consecuencia de acuerdos y actas incumplidas, es imposible tener éxito.

Por Herberth Cuba

 

Publicado en: El montonero

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