Políticas a largo plazo contrarias a las necesidades de la población
El Perú ha ocupado el puesto 80 en el Índice de Atención Médica de la edición 2024 de la revista CEOWORLD, que clasifica a 110 países mediante un análisis estadístico de la calidad general del sistema de atención médica. En este índice se incluyen “la infraestructura de atención médica; competencias de los profesionales de la salud (médicos, personal de enfermería y otros trabajadores de la salud); costo (USD per cápita); disponibilidad de medicamentos de calidad y preparación del gobierno. También toma en consideración otros factores, incluidos los ambientales, el acceso a agua potable, el saneamiento y la disposición del gobierno a imponer sanciones a riesgos como el consumo de tabaco y la obesidad». El puntaje obtenido por Perú en el rubro de Infraestructura y profesionales ha sido de 75.32, en Disponibilidad y costo de medicamentos es de 55.16, en Preparación de gobierno alcanzó el puntaje de 58.24 y en el Índice de Atención Médica General fue de 33.65.
Un primer aspecto a tomar en cuenta es que Perú, a pesar de encontrarse en el puesto 80, está en mejor posición que Colombia (81), Chile (86), Bolivia (106), Paraguay (107), Honduras (109) y El Salvador (110), solo para referirse a América Latina. El puesto 80 que ocupa Perú, mantiene el nivel entre 70 y 80, en que ha sido ubicado en reiterados estudios a los largo del tiempo. Sin embargo, salta a la vista las posiciones de Colombia y Chile, en lugares inferiores al de Perú.
El segundo aspecto es que solo 20 países, tienen un puntaje mayor a 51 puntos en el Índice de Atención Médica General. En este grupo el número 1 fue Taiwan con 78.72 puntos, seguido de Corea del Sur (2), Australia (3), Canadá (4), Suecia (5) y el lugar 20 ha sido ocupado por Portugal con 51.99. Cabe indicar que hay países que han sorprendido ya que se ubican en un Índice de Atención Médica General, menor del 48.54 y mayor de 34.97, como por ejemplo, Dinamarca (24), Francia (25), España (26), Reino Unido (27), Brasil (38), México (45). Cómo se puede apreciar, estos resultados chocan con el nivel de respuesta sanitaria esperado, si se toma en cuenta, su desarrollo económico alcanzado.
El tercer aspecto, es que la clasificación que ubica en primer lugar a Taiwán y en último lugar a El Salvador, no obedece a una correlación directa entre desarrollo económico y la respuesta sanitaria. Por ejemplo, Japón posee un puntaje de 98.7 en infraestructura médica y profesionales, sin embargo, el Índice de Atención Médica General sólo alcanza 59.52. O en el caso de Israel, que tiene un puntaje en preparación de gobierno de 90.25, sin embargo, su Índice de Atención Médica General alcanza solo 61.73. De igual manera ocurre con Finlandia, que alcanza un puntaje de 97.84 de preparación de gobierno aunque solo tiene un puntaje de 52.1 en el Índice de Atención Médica Generalizada. Estos ejemplos sirven para realizar, desde el gobierno, una adecuada mezcla óptima en la gestión de los diversos aspectos componentes del Sistema Nacional de Salud, cuyo resultado debería ser la mejora de la calidad de la atención médica, a pesar de los escasos recursos existentes.
En ese sentido, la eficacia y la eficiencia de los modelos de gestión sanitaria y de la gestión de los determinantes sociales de salud hacen la diferencia. Eso sí, existe una relación directa entre el nivel de capacidades de los actores involucrados en la gestión sanitaria y la mejora de la respuesta sanitaria y de la atención médica. En general, se puede decir, que los sistemas de salud precarios o pobres, son el resultado de precarias o pobres capacidades de conducción y gestión. En consecuencia, más dotación financiera o de ingresos económicos, por sí mismo, no resolverá la falta de atención médica y de salud. El círculo virtuoso es tener mejores capacidades de gestión con mayores ingresos económicos para la salud.
Un cuarto aspecto tiene relación con las diversas apreciaciones, desde las optimistas hasta las pesimistas en el análisis de la realidad sanitaria del país. Por ejemplo, según el Barómetro de las Américas al 2023, que mide, entre otros, la satisfacción con los servicios médicos y de salud de la población del Perú y que alcanzó un nivel de 65.8% de insatisfacción, es coherente, con el estudio de la revista CEOWORLD que otorgó al Perú, un Índice de Atención Médica General de 33.65. Esta coherencia, demuestra, que el estudio de “la satisfacción del paciente es una medida cualitativa de la eficacia de los sistemas de salud”, a pesar que la “satisfacción varía según las expectativas subjetivas y las preferencias de una persona, los patrones en la satisfacción pueden indicar hasta qué punto se escuchan y satisfacen las necesidades de la población con respecto a la salud».
Sin embargo, no guarda coherencia con relación a los de Chile y Colombia, debido a que estos países, se encuentran mejor que Perú en el estudio de insatisfacción con los servicios de salud del Barómetro de las Américas 2024, con 60.2% y 59.7% respectivamente, frente a 65.8% que tiene Perú, cuando en el Índice de Atención Médica Generalizada están por debajo: Colombia con 33.38 y Chile con 32.88, (frente a 33.65 que alcanzó Perú). Sin bien es cierto que las diferencias son mínimas, podrían estar en relación con la influencia que ejercen en la satisfacción de los servicios de salud, los factores sociodemográficos, el origen étnico, la percepción de corrupción en los servicios de salud y el lugar de residencia. En ese contexto, el factor corrupción influye, aparentemente, con mayor peso en la insatisfacción de los usuarios de los servicios de salud.
Un quinto aspecto está en relación con las políticas a largo plazo, contrarias a las necesidades de la población, que a pesar de los reclamos se mantiene en el Perú. En ese sentido, se mantiene el aseguramiento mercantilista que enfatiza y prioriza los aspectos curativos y recuperativos de la salud, mediante compra de servicios para cubrir “daños y condiciones asegurables” cuando los países con mayor capacidad de respuesta sanitaria enfatizan la Atención Primaria de Salud, el Primer Nivel de Atención y la gestión articulada no solo de los servicios de salud, sino, también, de los determinantes sociales de salud.
Cabe mencionar, que ahora los impulsores de esa reforma del aseguramiento mercantilista reconocen, luego que ese modelo no fue capaz de evitar la más alta tasa de mortalidad del mundo en la pandemia del covid-19, que fue un error pasar por alto la Atención Primaria y el Primer Nivel de Atención de Salud. En consecuencia, la alternativa es la transformación del modelo de gestión sanitaria mediante la conformación de Redes Integradas de Salud (RIS) hasta que la población ejerza su derecho a la salud y a la seguridad social universal. El avance es lento, pero esa es la ruta.