Permiten elaborar estrategias para reducir la incidencia de enfermedades
En mayo del 2023 se publicó el estudio “Carga de enfermedad en el Perú. Estimación de los años de vida saludable perdidos, 2019”, elaborado por el Centro Nacional de Epidemiología (CDC Perú) del Ministerio de Salud (Minsa). Estudios anteriores de carga de enfermedad fueron realizados en los años 2004 y 2016. Como se puede apreciar el estudio publicado este año corresponde al año 2019, antes de la pandemia de covid-19, ya que esta se inició en el Perú, en marzo del 2020. En ese sentido, según el Minsa, “entre el 2004 y el 2019 las enfermedades que produjeron más años de vida saludable perdidos fueron las enfermedades no transmisibles, maternas, perinatales y nutricionales, que mostraron una tendencia decreciente. Por otro lado, la categoría que produjo mayor carga de enfermedad fueron las enfermedades cardiovasculares, seguidas por varias enfermedades no transmisibles y lesiones”.
Los resultados que arrojaron todos estos estudios han quedado desfasados debido a la pandemia de covid-19. Las causas específicas de mortalidad han cambiado en favor de las enfermedades infecciosas y parasitarias, ya que “el 2019 la tasa estimada había sido de 112,7 por 100 mil habitantes, frente a 404 de 2020 y 366.5 de 2021”. Es decir, por encima de las enfermedades crónicas no transmisibles. El impacto de la pandemia de covid-19 en un futuro estudio de carga de enfermedad ofrecerá detalles que permitirán ajustar la capacidad de respuesta sanitaria para esa nueva realidad. Será necesario que se ajusten las metodologías de estos estudios hacia el futuro para que sus resultados sean comparables, no sólo en líneas generales sino también en los detalles.
Los estudios de carga de enfermedad brindan información útil para la elaboración de políticas públicas sanitarias, con evidencias. Asimismo permiten elaborar estrategias de intervención para reducir las enfermedades y lesiones que aquejan a la población. El Decreto Supremo 029-2018-PCM, de marzo del 2018, y su modificatoria señalan que las políticas nacionales “constituyen decisiones de política a través de las cuales se prioriza un conjunto de objetivos y acciones para resolver un determinado problema público de alcance nacional y sectorial o multisectorial de un periodo de tiempo… definen los objetivos prioritarios, los lineamientos, los contenidos principales de las políticas, los estándares nacionales de cumplimiento y la provisión de servicios que deben ser alcanzados y supervisados para asegurar el normal desarrollo de las actividades públicas y privadas”.
En las consideraciones metodológicas del “Estudio de carga de enfermedad, 2019” el CDC-Perú remarca que es un estudio descriptivo, que estima los años de vida perdidos por muerte prematura (AVP), los años vividos con discapacidad (AVP) y los años saludables perdidos (AVISA) a nivel nacional durante el 2019. En ese sentido, el indicador resultante de combinar los datos de mortalidad (AVP) con los datos de los años de vida vividos con discapacidad (AVP) se denomina años de vida saludable perdidos (AVISA). Es decir, es “un indicador sintético, que, con una sola cifra, permite identificar los problemas de salud prioritarios.”
La lista de enfermedades utilizadas para el estudio incluye tres grupos. El primero son las enfermedades transmisibles, maternas, perinatales y problemas derivados de la malnutrición. El segundo son las enfermedades no transmisibles. Y el tercero, los accidentes y las lesiones. Cada grupo se divide en categorías mayores y luego, en subcategorías. En consecuencia, la carga de enfermedad del estudio contiene 3 grupos, 30 categorías y 159 subcategorías. En ese sentido, la carga de enfermedad “es la brecha entre el estado de salud actual y una situación ideal donde todos viven en la vejez, libres de enfermedad y discapacidad.” La mejora hasta el año 2019, de la razón AVISA por 1000 habitantes ha descendido de 201.8 en el 2024 a 180.6 en el 2019. La incógnita es la situación actual, debido al crecimiento de la mortalidad por enfermedades infectocontagiosas (covid-19) durante el periodo de la pandemia, como ya se ha referido.
Otro aspecto para tomar en cuenta es que el estudio de carga de enfermedad ha sido útil para elaborar el Plan de Desarrollo Nacional, la Política Nacional Multisectorial de Salud al 2030, el Plan Esencial de Aseguramiento y el Plan Estratégico Multianual (PESEM) 2016-2021 y luego ampliado hasta el año 2025. Sin embargo, no ha sido utilizado para la conformación de las Redes Integradas de Salud. El retraso es inadmisible, más aún cuando la Ley de conformación de Redes Integradas de Salud (Ley 30885) ha sido promulgada aún el 2018.
Si se hubiera utilizado la información del estudio de carga de enfermedad, para la creación de las Redes Integradas de Salud, se tendría como resultado mejores decisiones de política, con evidencias sólidas, con metodologías de uso internacional, que hubieran servido como una línea de base para la construcción de metas y objetivos tangibles. Eso no ha ocurrido. Es necesario corregir lo más pronto posible esa falencia. En paralelo, se debe formular una Política Nacional de Creación de Redes Integradas de Salud (RIS), con la finalidad de priorizar un “conjunto de objetivos y acciones para resolver las deficiencias del Sistema Nacional de Salud, como la fragmentación y la segmentación, así como, la autonomización de los gobiernos regionales frente a la rectoría del Minsa, que generan inequidad y exclusión sanitaria. También se debe definir con claridad los objetivos prioritarios y los lineamientos de la futura Política Nacional de Creación de Redes Integradas de Salud. En ese sentido, deben ser definidos los contenidos y sus estándares para asegurar una adecuada provisión de servicios de salud, con eficacia y eficiencia para incrementar la capacidad de respuesta sanitaria del gobierno, y, en consecuencia, lograr un mayor impacto en la solución de los problemas de salud de la población a nivel nacional.
La promulgación de la Ley de Creación de Redes Integradas de Salud (RIS) ha sido un hito político importante. Sin embargo, su implementación requiere, por un lado, sustento técnico riguroso, con el aporte de los estudios epidemiológicos (incluido el de carga de enfermedad) y, por otro lado, seguimiento y sostenibilidad política en el tiempo, mediante la creación de una Política Nacional. ¡A ciegas o a tientas es imposible gobernar!