La vacancia, la política y la salud


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El debate de los congresistas se centró en las falencias del Gobierno

El 28 de marzo de 2022 se ha llevado a cabo el proceso de vacancia presidencial. Un evento político que ha puesto en vilo al gobierno y al Congreso, debido a su confrontación directa y al uso de diversas estrategias innovadoras e inteligentes. El gobierno ha aprovechado con eficacia el prolongado tiempo que otorgó el Congreso desde la admisión de la moción de vacancia, el 14 de marzo del 2022, hasta su debate y votación. Ha apelado a la OEA y a la Corte Internacional de Derecho Humanos, que han intervenido en el proceso de vacancia, incluso con su presencia y sendos comunicados, con el beneplácito del Congreso. Además, ha trabajado con el suspenso y la sorpresa, porque hasta minutos antes de iniciarse la sesión del Pleno del Congreso el Gobierno no dio a conocer si el presidente acudiría o no a la sesión del pleno, o si sería representado solo por su abogado. 

Al final el presidente acudió al Congreso e hizo una presentación “innovadora”, con la utilización de símbolos y creando expectativa, como, por ejemplo, el uso de la banda presidencial, su ubicación en la silla de la Mesa Directiva del Congreso y no en la silla destinada a los acusados, como sí lo hizo, por ejemplo, el expresidente Kuczynski, que se ubicó al lado de su abogado. Además, el discurso que realizó desde el podio principal del Congreso fue corto, conciso y firme. Solo duró 22 minutos. Contrariamente a lo esperado, se retiró sin siquiera escuchar a su abogado defensor, que pasó revista con la intención de desvirtuar, una a una, las 20 acusaciones de la moción de vacancia presidencial. El mensaje político del presidente se ha engarzado con su defensa legal, con los discursos de los congresistas oficialistas y sus “nuevos aliados”. 

Terminada su exposición se procedió al debate congresal, sin embargo, un congresista solicitó, que los ministros de Estado participen en la Sesión del Pleno, con derecho a voz. Se votó el pedido y fue aprobado por amplia mayoría. Es decir, otra “innovación” que ha creado un precedente, porque implica que los ministros podrán intervenir, no solo en los debates de las políticas de su sector o para absolver las preocupaciones de los congresistas en materia legislativa de su sector, sino también con las mismas prerrogativas que los congresistas que son electos en cualquier aspecto de la política nacional. Una clara violación del artículo 119 de la Constitución Política, que señala que “la dirección y la gestión de los servicios públicos están confiadas al Consejo de Ministros; y a cada ministro en los asuntos que competen a la cartera a su cargo.” En ese sentido, sin tomar en cuenta el artículo 119, solo han apelado al artículo 129, que en su primer párrafo señala: “El Consejo de Ministros en pleno o los ministros por separado pueden concurrir a las sesiones del Congreso y participar en sus debates con las mismas prerrogativas que los parlamentarios, salvo la de votar si no son congresistas.”  

El gobierno y la bancada oficialista ganaron todas las votaciones, incluso, para la introducción de los “aspectos novedosos” y al límite de la legalidad. En ese sentido, han desarrollado una estrategia amplia, compleja y exitosa. Han combinado el apoyo internacional con la movilización nacional. Han atizado las contradicciones entre los congresistas que apoyaron la admisión de la moción de vacancia. En ese contexto, la oposición congresal, al contrario, ha sido incapaz de notar los matices estratégicos y ha actuado sólo en modo reactivo y emotivo. Ha demostrado falta de experiencia en asambleas y luchas de facciones. Es decir, a los congresistas de la oposición les ha faltado la política.

El proceso de vacancia presidencial es un hecho político, que refleja la correlación de fuerzas que existe en la sociedad y que se expresa en el número de congresistas a favor y en contra. Los congresistas, a pesar de sus deseos, no expresan, la mayoría de las veces, sus votos personales, sino a aquellos que emergen de las contradicciones de las poblaciones en las que el congresista cree o que ha decidido representar.  Es decir, ese es el espacio político que se tiene que llenar, para lograr o bloquear una vacancia presidencial. En ese sentido, el gobierno ha sido eficaz en su trabajo, a pesar de algunas críticas que juzgan la forma en que lo ha hecho. 

El debate político de los congresistas, lejos de dedicarse a los aspectos contenidos en la moción de vacancia, se centraron en las falencias del gobierno. La oposición, consciente de la falta de votos para la vacancia, se dedicó a señalar los desaciertos de la gestión y los aspectos que se deben corregir. Es decir, lejos de ubicarse en el proceso de vacancia presidencial desempeñaron, poco a poco, el rol opositor en un debate de interpelación ministerial. 

La crisis económica y la pandemia han sido objeto de amplios y encendidos discursos. Es así, que afloraron las falencias del sector Salud, aunque, solo haya significado un adelanto del próximo proceso de censura que pende sobre el ministro de Salud. Encima, el viceministro de Salud Pública ha declarado que recién “entre agosto y septiembre el 80% de la población programada tendrá las tres dosis de la vacuna contra el Covid-19”.  Además, que solo “el 49% de la población ya tiene la tercera dosis” y que aplicará “barridos” con brigadas y que “obligarán” a los trabajadores del sector público a vacunarse. Es decir, solo ha confirmado la disminución del ritmo de vacunación en el mes de marzo, frente al mes de febrero, como ha señalado la Defensoría del Pueblo. La poca credibilidad o confianza que ofrece el sector Salud no abona a favor de iniciar el proceso de vacunación de la cuarta dosis. ¡Urge un cambio!

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