El cuarto gabinete ministerial y la salud


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Rechazo gremial al ministro Hernán Condori

A escasos siete días de la juramentación del tercer gabinete ministerial, ha juramentado el cuarto. Las diversas críticas de las fuerzas políticas con representación en el Congreso, así como de los medios de comunicación y de diversas organizaciones de la sociedad civil en contra de la conformación y de la presidencia del Consejo de Ministros, obligó al presidente a prometer el cambio del gabinete ministerial, mediante un escueto mensaje a la nación, que también fue criticado porque no reconoció los errores en el proceso de designación del presidente del Consejo de Ministros y de  algunos ministros cuestionados.

En ese sentido, el 8 de febrero, luego de aceptar la renuncia del tercer Consejo de Ministros, ha juramentado el cuarto, en apenas seis meses del gobierno del presidente Pedro Castillo. Su carácter distintivo es su clara composición izquierdista, a contracorriente de la promesa del presidente de conformar un Consejo de Ministros de “ancha base”. Se ha cuidado en mantener asegurados en el Congreso de la República los 44 votos de 130, que son indispensables para evitar la vacancia presidencial. Además, ha fortalecido su círculo más cercano, de paisanos, que proceden de su natal provincia de Chota, de la Región Cajamarca.

Sin embargo, las nuevas designaciones, tampoco están exentas de cuestionamientos. La prensa y los miembros de la sociedad civil han escudriñado la trayectoria de cada uno y han encontrado, en algunos casos, serias dudas en los antecedentes éticos y legales, que restan idoneidad a las designaciones. Una vez más se ha demostrado displicencia o negligencia en las designaciones.  

Uno de estos casos con relevancia ha sido la designación del ministro de Salud. Apenas se conoció el nombre, los medios de comunicación dieron cuenta de que era un médico general, que se desempeñaba como “médico obstetra”, sin tener el título de especialista en ginecología y obstetricia. Y el Colegio Médico del Perú ha señalado que incluso esta incurso en una denuncia ante el Comité de Ética del Colegio Médico Regional de Junín. Además, se ha conocido que está inmerso en investigaciones por “irregularidades” en las contrataciones de personal bajo la modalidad de Contratos Administrativos de Servicios (CAS), y de un tomógrafo, ocurridos durante su gestión en la Red de Salud de Chanchamayo. 

En conferencia de prensa, luego del primer Consejo de Ministros ocurrido el 9 de febrero del 2022, ante la pregunta referida a la circulación de un video suyo que promovía un producto que contiene “agua arracimada”, que según él aporta propiedades saludables, respondió con énfasis que este producto está incluso reconocido por el organismo regulador de medicamentos de los Estados Unidos (FDA). Sin embargo, los medios dieron cuenta de que no está registrado ni en la FDA, ni en la Dirección General de Medicamentos Insumos y Drogas (Digemid), que es el órgano regulador de los medicamentos en el Perú. Por otro lado, también circula otro video suyo en que recomienda como tratamiento para el Covid-19 a la Ivermectina y a la azitromicina, sin aclarar que no era un tratamiento específico, a pesar de la errónea inclusión en el protocolo del Ministerio de Salud, al inicio de la pandemia.  

La reacción de la academia ha sido inmediata. Por ejemplo, la Asociación Peruana de Facultades de Medicina (ASPEFAM), exige al presidente de la República “rectificar la errada decisión y designar en el máximo cargo del Minsa a un profesional que muestre las credenciales de capacidad técnica, experiencia en salud pública y solvencia ética”. En el mismo sentido se ha expresado el decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Marcos, que “exige su inmediata salida”. El Comunicado del Colegio Médico de Perú 004-2022, exige la renuncia del ministro de Salud.

También se han pronunciado en similar sentido diversos líderes de opinión, investigadores, colegios profesionales de la salud, entre otros. Si bien es cierto que no tiene sentencias judiciales y la simple denuncia o investigación no constituye demérito, su trayectoria profesional no ha mostrado apego a la ciencia y a la innovación tecnológica. Al contrario, sus videos lo muestran como promotor de productos sin evidencia científica, que lindan con el engaño o la farsa. 

Difícil situación la del ministro de Salud y serios los apremios en que ha entrado el gobierno, debido a que en la gestión de salud es imprescindible que las decisiones se basen en la ciencia y la tecnología.  La aplicación de la ciencia y su evidencia salva vidas. Esta aserción ha sido demostrada día a día durante la pandemia Covid-19. Además, la formación de los profesionales de la medicina está imbuida no solo del aspecto humanista y ético, sino de un esencial componente científico y tecnológico. La mirada displicente, la acción encomiosa frente a la pseudociencia o la charlatanería es una bofetada a la larga carrera médica. Complicado liderar el sector salud con ese desencuentro. 

No se pueden pasar por alto las pugnas entre los aliados del gobierno por ocupar los cargos más importantes del Poder Ejecutivo. Tampoco su enorme capacidad de adherirse a los espacios “conquistados” en las altas esferas del gobierno  a pesar del cambio de ministros. Sin embargo, hay aspectos esenciales que deberían estar al margen del utilitarismo político, como es el caso de la salud. Apelar, como justificación, a la experiencia en el trabajo en provincias, en la Atención Primaria de Salud y en la medicina preventiva, para pasar por alto la falta de idoneidad en la formación académica y científica es un sinsentido, porque son estas áreas las que más se han beneficiado de la innovación científica y tecnológica.

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