Salud: ¿debate o componenda?


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Se necesita la seguridad social universal en salud

En días recientes se han agudizado las controversias entre el jefe del equipo técnico y de transferencia del sector Salud y el ministro de Salud. Sin embargo, no hace mucho –en mayo del presente año–, el integrante del equipo técnico de Perú Libre, Hernando Cevallos, señaló que sería adecuado que cuando culmine su mandato el ministro de Salud, Óscar Ugarte, se sume al equipo de Perú Libre para continuar con los trabajos para mitigar los efectos de la pandemia. “Tengo diferencias con él, pero eso no quiere decir que no sumemos a la gente con experiencia en el sector. Hay que sumarlo”. Pero la retórica y la controversia, con mutuas recriminaciones, aparentemente han trastocado esa relación. 

El primer gran escollo que ha surgido entre ellos es el deseo de ocupar el cargo de ministro del sector Salud. Diversos medios de comunicación y algunos periodistas han señalado que Óscar Ugarte debería continuar en la cartera ministerial, para no poner en riesgo el Programa Nacional de Vacunación contra el covid-19. El argumento, de los éxitos en la vacunación, ha sido blandido desde las más altas esferas del gobierno, incluido el presidente de la República y la presidenta del Consejo de Ministros. Por otro lado, el excongresista Hernando Cevallos ha sido voceado, aún desde mayo, como el futuro ministro de Salud. Difícil situación para el aspirante ministerial, porque está en la obligación de proponer correcciones a la estrategia y al programa de vacunación porque, como es obvio, tienen una serie de falencias. 

Hay aspectos que bien podrían haber resuelto en el proceso de transferencia, como aliados, porque pertenecen al mismo segmento ideológico, pero que se han mostrado al público como controversiales y conflictivos debido a la aspiración al cargo ministerial. Peor aún, si sus propios partidos políticos han conformado una alianza de gobierno, no solo en el Ejecutivo sino también en el Congreso de la República. Las críticas a la estrategia de vacunación son variadas, y van desde la adquisición tardía e insuficiente de vacunas, su selección inadecuada, esquemas e indicaciones de las vacunas cuestionados, incumplimiento de metas, hasta la programación equivocada por segmentos poblacionales, en lugar de la vacunación universal en búsqueda de la inmunidad de rebaño. Además, el ministro Ugarte se ha mostrado poco receptivo frente a las propuestas y demandas de los médicos y demás profesionales de la salud. Es decir, un gobierno autista y autosuficiente. 

El segundo gran escollo es la estrategia general para enfrentar la pandemia. Por un lado, se ha mantenido la herencia del gobierno de Martín Vizcarra, basada en el enfoque hospitalario, militar y policial. Como se recuerda, el exministro Zamora casi cerró el Primer Nivel de Atención de Salud; es decir, los casi 8,000 centros y puestos de salud. Esa equivocada estrategia, a pesar de haberse suavizado en el aspecto represivo militar y policial (y abierto los establecimientos de atención del Primer Nivel), ha continuado hasta la fecha. Por otro lado, Hernando Cevallos ha propuesto el fortalecimiento del Primer Nivel de Atención con enfoque comunitario. Como se sabe, he lanzado esta propuesta aún desde el inicio de la pandemia. Solo es de esperar que en los detalles de la ejecución se resuelva la segmentación y fragmentación del Sistema Nacional de Salud en el nivel local, y se avance en la conformación de la Redes Integradas de Salud (RIS). El cambio de la equivocada estrategia gubernamental curativa es urgente y necesario. 

El tercer escollo es la continuación de la política del aseguramiento mercantilista y la comprensión del sistema único o unificado de salud. La fallida reforma de salud durante el lustro del expresidente Humala culminó –luego de controversias y huelgas– en un nuevo consenso del año 2015 en el Foro del Acuerdo Nacional, denominado “Los objetivos de la Reforma de Salud”, con el que se abandonó el aseguramiento mercantilista y se reafirmaron los derechos humanos fundamentales a la salud y la seguridad social universal en salud. Sin embargo, a partir del año 2019 –vía decretos de urgencia, y durante el interregno parlamentario– el expresidente Martín Vizcarra retomó el aseguramiento mercantilista, que ha sido continuado y profundizado por el gobierno de Sagasti. 

En ese contexto, Hernando Cevallos ha señalado que no cree en “el derecho progresivo a la salud” sino que la “salud es integral y en el momento”, en clara alusión al aseguramiento mercantilista, que es un modelo que brinda atenciones obligatorias solo de capa simple, y que excluye las enfermedades caras y complejas, denominado Plan Esencial de Aseguramiento (PEAS). Sin embargo, el rechazo al aseguramiento mercantilista implica repensar el Sistema Nacional de Salud, porque este se encuentra fragmentado, segmentado y –debido a los errores en el proceso de descentralización– autonomizado en cada uno de los gobiernos regionales.

El aseguramiento mercantilista promueve y fortalece estas características nocivas porque incentiva el aspecto curativo de la medicina en detrimento de la salud pública, de la medicina preventiva y la Atención Primaria de la Salud. En ese sentido, el Foro del Acuerdo Nacional de 2020, luego de arduo debate, ha logrado el consenso para crear un sistema de salud unificado, sobre la base de la salud y la Seguridad Social Universal en Salud. En consecuencia, es requisito indispensable respetar la autonomía constitucional, dar sostenibilidad financiera y fortalecer a EsSalud, y convertir al SIS en un verdadero seguro social. Luego de la controversia son urgentes las correcciones.

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