Una propuesta que implica el rediseño del Sistema Nacional de Salud
A pesar de que la ministra de Salud se esmera en señalar que las Redes Integradas de Salud son redes (cuyo acrónimo es RIS; es decir con una sola “s”), en las diferentes oficinas y documentos oficiales del Ministerio de Salud (Minsa) se designan como Redes Integradas de Servicios de Salud (RISS); es decir, con dos “s”. Parece una diferencia nimia, pero en realidad no lo es, debido a la diferente concepción de redes integradas que media entre una y otra.
La primera observación es a la palabra “servicio” y la segunda a la palabra “integrada”. Si bien es cierto que “servicio” se define como el trabajo que se brinda para otra persona, en el sector salud se entiende además como la forma en que se organizan los establecimientos de salud. Es decir, el servicio y el departamento son niveles jerárquicos de organización de los hospitales y centros de salud (postas).
Los servicios, por lo general, están organizados por especialidades y son conducidos por grupos ocupacionales especializados. En consecuencia, cada servicio es una cuota de poder. Los diversos grupos de profesionales luchan por tomar el control de estos servicios en modo exclusivo y excluyente. El punto de partida ha sido que solo los médicos conducían todos los servicios. Poco a poco otros profesionales, a través de reclamos sindicales, han empezado a conducir estos servicios con la exclusión de (o sobre) los médicos. Esta forma de organización de los hospitales, de los centros de salud y de las postas ha roto el trabajo en equipo, el trabajo multiprofesional, y ha perjudicado al usuario. Los conflictos han brotado como hongos después de la lluvia.
Los intentos de transformar esa vetusta organización sanitaria se han visto frustrados por leyes que amparan “el derecho” de los grupos profesionales a dirigir esos servicios o departamentos. Algunas leyes laborales de profesionales de la salud mandan que un grupo profesional dirija tal o cual servicio o departamento. Es decir, por ley se han creado servicios y departamentos.
Diversas instituciones del sector salud han pretendido realizar procesos de reorganización de la gestión hospitalaria, pero han sido bloqueados por acciones legales interpuestas por estos grupos profesionales. Pasar de una gestión por servicios o departamentos a otra moderna y dinámica, como la gestión por procesos y resultados, ha sido imposible. Como sabemos, la organización sanitaria por procesos es una nueva forma de gestión que sigue el flujo de los usuarios, según sus necesidades.
La segunda observación es a la palabra “integrada”, que es definida también de distinta manera por las oficinas y por los documentos oficiales del Minsa. Para unos se trata de la atención integral de cada usuario; es decir, el acompañamiento de todo el proceso de su enfermedad, desde el nacimiento hasta la muerte. Se confunde, de esta manera, con el término “integralidad”. Es decir, se trata solo de una mirada al interior del propio Minsa y de los gobiernos regionales. Sin embargo, la nueva propuesta de Redes Integradas de Salud (RIS) se entiende de manera distinta. Son integradas porque “integran” los diversos actores de salud públicos y privados, en acción conjunta y sinérgica, para evitar la redundancia y la duplicidad de esfuerzos. Es decir, la Red Integrada de Salud (RIS), a través del intercambio prestacional o cualquier otro que se diseñe, confluye esfuerzos y acciones para la respuesta eficaz frente a las necesidades de la gente, en cualquier parte del territorio nacional e indiferente del sistema de salud al que esté adscrito o afiliado el usuario.
En consecuencia, las Redes Integradas de Salud (RIS), constituyen una nueva propuesta que implica el rediseño organizacional del Sistema Nacional de Salud, desde la persona, la familia, la comunidad, los establecimientos de salud cercanos al domicilio y los hospitales. Además con énfasis en la Atención Primaria de la Salud (APS), intervenciones en los determinantes económicos, sociales y culturales; así como en la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, y en un adecuado flujo de los usuarios a través de todos los niveles de atención médica. Es una propuesta muy ambiciosa y representa un nuevo paradigma.
Y claro, sería una muy mala señal que se gaste tanto dinero y tiempo para construir una “Red Integrada de Servicios de Salud” (RISS), sobre la base del enlazamiento de estos cuestionados servicios, a través de mecanismos “dudosos” de referencia y contrarreferencia, con la sola finalidad de complementar las prestaciones recuperativas (curativas) del Minsa y de los gobiernos regionales. ¿Y el resto? ¿El intercambio prestacional y la nueva gestión sanitaria? Es obvio que serían dejados de lado, en modo lamentable, si se adoptara la ruta del RISS.
Por eso, resulta atinada la aclaración de la ministra de Salud. Pero sería mejor aún si el Congreso de la República respaldara esa política y aprobara una ley que facilite al Poder Ejecutivo la creación de las Redes Integradas de Salud (RIS).
Por Herberth Cuba