Prórroga del aislamiento obligatorio y enfoque comunitario


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Tres dilemas en la toma de decisiones contra la pandemia

El gobierno ha prorrogado hasta el 10 de mayo el aislamiento obligatorio y la cuarentena. No tenía otra opción, debido a que la estrategia del martillazo no ha dado los resultados esperados, a pesar de que la curva se ha aplanado, no ha impedido que los servicios de salud se saturen. Ha fallado la adecuación del sistema de salud frente a las demandas y necesidades de los pacientes. El gobierno priorizó, en modo equivocado, el enfoque hospitalario en la fase comunitaria de la propagación del virus. El aislamiento obligatorio y la cuarentena de la población no han ejecutado el enfoque comunitario como su complemento, con acciones preventivas en la comunidad mediante el trabajo articulado de los 8,000 centros y puestos de salud que existen en todo el territorio nacional. 

El enfoque comunitario implica, entre otros aspectos, la búsqueda activa de los portadores del virus, sean sanos o enfermos, mediante enfoques de riesgo, en modo masivo y continuo, pero ha fallado el abastecimiento de pruebas de laboratorio. Además, debido a la escasez de radioactivos de laboratorio, de equipos de protección personal para los servidores de salud y de otros equipos, cada componente del Sistema Nacional de Salud, como la Sanidad de la Policía Nacional y otros, han organizado sus propias compras, con el consecuente desmembramiento del sistema. El reclamo de los miembros de la Policía Nacional ha obligado a que su alto mando se distancie de la burocracia del Ministerio de Salud (Minsa). 

El gobierno enfrenta dilemas en la toma de decisiones contra la pandemia. El primer dilema, es continuar o no con el enfoque hospitalario mediante el sector privado, a través de convenios provechosos y con alta rentabilidad. En un mercado sanitario, como el nuestro, reducido y con casi nula competencia, la pandemia se presenta como una excelente oportunidad para el traspaso mercantilista al sector privado de dinero público. Sin embargo, no hacerlo podría acarrear criticas ante el incremento de las muertes. En la solución de esa disyuntiva se inscribe la promulgación del DL N° 1466. de Intercambio Prestacional, con el objeto de eliminar la prohibición de contratar con el sector privado, vigente desde la promulgación del DL N° 1302. 

Como se recordará, durante el lustro humalista, a través de mecanismos contractuales de adquisiciones abreviados y directos, se permitió traspasar dineros públicos al sector privado que, debido –por ejemplo– al gran número de actos médicos, hizo engorrosa su auditoría, en detrimento de la transparencia. El sector privado, según normas, tenía prioridad en la cobranza. Además, surgieron controversias que se han transformado en litigios entre el Seguro Integral de Salud y algunos servicios privados. Pero lo más grave fue el endeudamiento con los hospitales y servicios de salud públicos, que no tenían prioridad en el pago como los privados. El endeudamiento del SIS frente a los servicios privados y públicos ascendió a S/ 2,500 millones. El Decreto Legislativo 1302 puso candados para que esa mala práctica no se repita. Ahora han abierto el candado. Esperamos que no ocurra lo mismo.

El segundo dilema es crear comandos paralelos “de élite” para que se desplacen en la comunidad con el acompañamiento del Ejército, la Policía y el Serenazgo, con prescindencia de los actuales servidores de salud del Primer Nivel de Atención de Salud. En esa línea de trabajo se han autorizado nuevos contratos temporales de personal, tipo CAS, y creación del grupo de trabajo a cargo del Ministerio de Defensa “Te cuido Perú”. El objetivo es realizar el trabajo comunitario con nuevos servidores, con contratos precarios y sin capacidad de ejercer el libre discernimiento en las acciones dispuestas. Estas actividades combinan la geolocalización de los pacientes con el aislamiento focalizado de los portadores del Covid-19. Sin embargo, pone a prueba la complejidad del trabajo comunitario en salud. Se impone una mirada desprejuiciada de la experiencia comunitaria del Sector Salud.

El tercer dilema es el enfoque comunitario con el fortalecimiento de los establecimientos de salud del Primer Nivel de Atención, con la finalidad de aprovechar la experiencia de trabajo comunitario de su personal, pero, además, la ubicación y sectorización estratégica que posee cada uno de los 8,000 establecimientos de salud a nivel nacional. Hay que tomar en cuenta que todo el territorio nacional esta sectorizado (por territorio y población) y la capacidad de respuesta sanitaria tiene alcance nacional.

Sin embargo, recordemos que durante el lustro humalista los funcionarios del Minsa priorizaron el enfoque hospitalario y el intercambio con el sector privado en detrimento del trabajo comunitario. Es decir, los centros y puestos de salud han perdido capacidad resolutiva y aún no se han repuesto. La pandemia ha evidenciado ese retroceso. Es necesario aprovechar la geolocalización, la georreferenciación, el conocimiento mutuo entre la población con los servidores de salud de la zona, y el apoyo de las Fuerzas Armadas, Policía Nacional y otros sectores. El enfoque comunitario es la única alternativa viable, consistente y perdurable en el tiempo. El Covid-19 no será la última epidemia que azote a nuestro país. Invertir en el enfoque comunitario es resolver el presente con la mirada puesta en el futuro.

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