El gabinete ministerial y la salud


Comparte este artículo

No han presentado estrategias sanitarias para combatir la pandemia

La juramentación del nuevo gabinete ministerial no ha traído ninguna novedad en la lucha contra la pandemia. Como sabemos, la hoy ministra de Salud ya se desempeñaba como jefe del Comando de Operaciones Covid-19 desde que se conoció el primer caso. Además, las declaraciones del premier no han puesto énfasis en el tema sanitario, como sí lo han hecho en la reactivación económica y la mejora de las relaciones con el empresariado y con las agrupaciones políticas con presencia en el Congreso, así como en el proceso de elecciones generales en marcha.

El vacío en estrategias sanitarias para combatir la pandemia, contrasta con su importancia. Si bien es cierto que la ralentización de la economía ya era progresiva desde el lustro humalista, su brusca caída debido a la pandemia no tiene parangón en la historia. La prioridad del premier se centra en los sectores de Transportes y Comunicaciones, Vivienda y Construcción, Energía y Minas, entre otros, “con la finalidad de destrabar las inversiones”. Sin embargo, sin el control y erradicación de la pandemia, la reactivación de la economía será una quimera. Es necesario un renovado plan que corrija los errores de enfoque y que, sobre todo, simplifique la gestión sanitaria para hacerla más eficaz. 

El sector Salud no sólo aporta soluciones para combatir la pandemia, sino que otorga las herramientas científicas y técnicas para la reactivación económica. La información que brinda el Ministerio de Salud (Minsa) es capital para la toma de decisiones gubernamentales y de la sociedad en su conjunto. Una buena información socialmente compartida permite que los ciudadanos afinen sus cuidados personales, las empresas reinicien sus actividades, los alcaldes decidan sus acciones y los más altos niveles de Gobierno planteen las políticas nacionales y sectoriales. La asignación de recursos públicos y privados tienen esa misma necesidad de información. No hay que olvidar que debido a motivos estrictamente sanitarios se han suspendido una serie de derechos fundamentales garantizados por la Carta Magna. 

El mensaje del premier, con énfasis en el destrabe de las inversiones, tiene una doble lectura: por un lado, significaría eliminar todo obstáculo legal y social que impida el funcionamiento de las empresas; en cuyo caso, los impedimentos sanitarios serían una traba más. Por otro lado, que los cuidados sanitarios no son considerados como traba, debido a que serían requisitos imprescindibles que tienen que cumplir las empresas para funcionar. La solución a esta contradictoria lectura solo podría ser resuelta por parte del Gobierno si precisara en qué consiste el “concepto de traba a la inversión.”

Una de las más grandes controversias durante la pandemia ha sido la calidad, oportunidad y veracidad de la información relativa sanitaria proporcionada por el Minsa. A los pedidos de los profesionales médicos, salubristas, epidemiólogos, empresarios y gestores de salud, entre otros, se ha sumado el pedido de los políticos y de los congresistas; inclusive se ha planteado la creación de una Comisión de la Verdad para “sincerar y transparentar las cifras del Minsa”. La sociedad exige la veracidad de los informes del Minsa porque incluso, direccionan la forma en que se realiza el proceso electoral.

El Minsa durante la pandemia se ha llenado de comisiones, grupos de trabajo y comités, la mayoría de las veces sin productos. Se ha creado una mayor burocracia, se ha aumentado el número de asesores, se han duplicado las funciones con nuevos organismos y los trámites se han vuelto engorrosos y burocráticos. Existen reclamos de parte de los servidores contratados que se encuentran impagos durante varios meses, en momentos de pandemia. Aún está pendiente la mejora de los suministros estratégicos que brinda el Centro Nacional de Abastecimientos del Minsa (Cenares), que ha contratado un operador logístico de capital español, en plena pandemia. Hay que tomar en cuenta que los recursos estratégicos (medicamentos, insumos, oxígeno, suministros para las estrategias sanitarias, etc.) que necesitan las regiones, las provincias y los distritos, para sus establecimientos de salud son suministrados por una compra centralizada que realiza Cenares, ahora a través de un operador logístico contratado.

Se ha promulgado una serie de normas para enfrentar la pandemia, que son fuente de permanente conflicto al interior del Sistema Nacional de Salud, y que requieren inmediata derogación. La inconsistencia técnica de algunas normas ha quedado demostrada por la realidad y la práctica de los servidores de salud. Una de ellas, por ejemplo, es la Resolución Ministerial 248-2020-Minsa que norma “el uso apropiado de mascarillas y respiradores por el personal de salud en el contexto del Covid-19.” Los reclamos se producen porque diversos grupos ocupacionales se sienten desprotegidos con las mascarillas quirúrgicas, debido a que la pandemia se encuentra en su fase comunitaria, y es imposible distinguir el riesgo que supone la norma en los puestos de trabajo. El simple hecho de interactuar con el público implica un elevado riesgo. Además, los servidores del sector privado, incluso en áreas que no son de la salud, han tomado medidas de precaución mayores que los servidores de salud públicos. Es necesario enfrentar la falsificación y adulteración de la calidad de las mascarillas, así como su “sobreprecio”, con el argumento de la emergencia sanitaria. 

El Minsa debe luchar contra la pandemia, contribuir a la reactivación económica y organizar sanitariamente las próximas elecciones. ¡Todo un reto!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *