Las muertes de San José de Ushua y la salud


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Una tragedia que no puede considerarse un simple accidente

Nueve fallecidos y más de un centenar de afectados ha sido el saldo de una “intoxicación alimentaria” en el distrito de San José de Ushua, en la provincia de Páucar del Sara Sara (Ayacucho). El suceso enluta una vez más a nuestro país y se suma a otras intoxicaciones masivas que en los últimos años también cobraron enorme relevancia a través de la prensa, como fueron los casos de Taucamarca y Redondo. La reacción de las médicos y autoridades de salud, incluyendo el traslado aéreo, tanto de la propia región Ayacucho como de Lima y el Ministerio de Salud (Minsa), evitó que la tragedia fuera mayor.


Es obvio que el Minsa es el responsable por las acciones inmediatas dedicadas a salvar vidas. Además, de intervenir para lograr no solo la recuperación física de los enfermos, sino también dar el soporte emocional que una tragedia de esa magnitud demanda. Según los reportes de los periodistas que acudieron a la vivienda del señor Santos Cucho, lugar donde se prepararon los alimentos, se encontraron “algunos pesticidas y un cilindro con cenizas que estaban muy cerca de las papas que se utilizaron para el guiso de carne”. Los médicos que han atendido a los enfermos, y el propio sector salud, han afirmado que se ha tratado de una intoxicación con plaguicidas.

Luego de más de una semana de la desgracia, aún el Servicio de Sanidad Agraria (Senasa), dependiente del Ministerio de Agricultura (Minagri), no ha emitido comunicado alguno, a pesar de que el control y manejo de los plaguicidas es su competencia. Como sabemos, la venta de plaguicidas es restringida, y las cadenas venden estos productos con indicaciones claras para los usuarios y sus respectivos riesgos, inclusive en quechua. La población debe ser capacitada en buenas prácticas para su uso y en el seguimiento de la respectiva indicación técnica. Además, el uso de los envases y la disposición final de los mismos debe estar vigilada.

La función del Senasa es importante para evitar que se repitan desgracias como estas, más aún cuando alguna autoridad del Minagri ha puesto en duda el diagnóstico de intoxicación con plaguicidas y ha afirmado que se habría tratado de intoxicación alimentaria, sin precisar la causa. Esta afirmación elude la responsabilidad del Minagri en la posible negligencia de su sector por el mal uso de los plaguicidas. La población debería conocer, a través de una investigación exhaustiva, si se han cumplido en San José de Ushua las normas de manipuleo de los plaguicidas.

La desgracia de San José de Ushua ha recordado al país la importancia del manejo responsable y adecuado, bajo parámetros correctos, de los plaguicidas. No solo se trata de la esta terrible desgracia, sino que el abuso de plaguicidas puede tener efectos negativos para la salud de los consumidores del mercado interno. Senasa, cuya obligación es realizar el monitoreo de los alimentos que usan plaguicidas, con la finalidad de señalar su grado de inocuidad, debería ser la principal preocupada en aclarar su rol. Los consumidores desearíamos confiar en que Senasa garantiza la inocuidad de los alimentos agrícolas que consumimos.

Es obvio que no puede considerarse como un hecho fortuito lo ocurrido en San José de Ushua, debido a que las consecuencias nefastas por el incumplimiento de las buenas prácticas de manipuleo de los plaguicidas son conocidas. El Minsa, el Ministerio de Inclusión Social, el Ministerio de Educación, el Minagri y otros, deberían unir esfuerzos, analizar las causas y promover una alianza para solucionar, con el aporte de cada uno sus sectores, los daños originados por esta desgracia; con la mira no solo en la solución de la enfermedad física o psicológica, sino también en la prevención y promoción de la salud, a través de la intervención en los determinantes económicos, sociales y culturales de esa población.

El Poder Ejecutivo y el Congreso de la República deben aclarar lo ocurrido, tomar las medidas correctivas y evitar que se repita. Además, tienen una oportunidad para lanzar un mensaje claro, no solo a los consumidores de nuestro país, sino también a los extranjeros que consumen nuestros productos agrícolas de exportación. Que sepan y confíen que en el Perú se respetan las buenas prácticas agrícolas.

Por Herberth Cuba

 

Publicado en: El montonero

 

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